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Diario de una adicta (LIX). Ejercitando mis potencias

Publicado: 19/05/2017: 3415

El médico ha insistido de manera clara en que debo fortalecer el desarrollo de mis facultades, especialmente las cognitivas y las volitivas, para afinarlas para el trabajo más importante a realizar: sanear el contenido de mi conciencia.

Por eso me he impuesto en principio una serie de prácticas y las he marcado con un tiempo diario. Leer y memorizar diferentes textos, que a la vez tengo que recitar en voz alta para comprobar el grado de grabación que he conseguido, y añadir gestos y muecas en concordancia con lo leído. También, por ejemplo, echar un vistazo a cualquier habitación de la casa y escribir lo que he visto para después comprobar las cosas que me faltaban. Aprender trozos de poesía. El mismo método estoy aplicando para la voluntad, fijándome metas diarias que tengo que analizar por las noches. Y para el entendimiento, me he impuesto leer textos nuevos y progresivamente más complicados, para forzar razonamientos, deducciones y comprensiones.

¡Qué corto se me hacen los días! He experimentado la alegría de conocer y entender cómo puedo utilizar la voluntad y para qué me puede servir y los beneficios tan grandes que puedo alcanzar, al igual que con las otras potencias. Estoy como en una especie de cielo, al saber que yo dependo de mi misma para conseguir una buena calidad de vida.

Empiezo a meterle mano a descubrir e inactivar las ideas irracionales, para sustituirlas por otras que sean lógicas y racionales con lo que el trabajo es doble: anular unas y descubrir las más idóneas para que ocupen su lugar. Serán ideas que tienen que estar acompañadas de emociones para que se puedan grabar de la manera más plástica en el cerebro, de la misma manera que hacía la droga con las suyas. El proyecto es lógico y razonable, pero su realización práctica es un poco más complicada, y el resultado depende de la insistencia permanente en la intención. Borrar puede ser fácil, si esas ideas las demostramos como negativas para nosotros, pero introducir las nuevas, supone primero descubrirlas; segundo, introducirlas de manera eficaz en la mente; tercera, no impedir que se manifiesten en la conducta, es decir, ajustar la conducta a esas ideas, para finalmente, repetir y repetir el proceso par crear el hábito: ya sólo queda “dejarse ir”. El método debe ser lineal y, al encontrar los pensamientos y razonamientos que estén en completa armonía con los objetivos marcados previamente, los tenemos que evidenciar en la conducta como reflejo fiel de nuestra armonía. En principio y hasta que se consoliden psíquicamente, le podemos ayudar con “un hacer como si ya pertenecieran a nuestra íntima realidad”.

Bueno, algunos días casi me vuelvo majara pensando y reflexionando estas cosas, pero el gozo de entender y entenderme, y las posibilidades que se me abrían para alcanzar mi armonía interior, que tanto necesitaba y necesito, supera cualquier dificultad, debida a mi ignorancia, pues veía muy claro que, gastar una parte de mi vida en este trabajo era lo más importante que podía hacer para mi estabilidad como persona.

De todas maneras ya considero buena paga la que me proporciona el trabajo diario y no pienso mucho en el resultado final, pues la manera de vida que estoy disfrutando me está aportando una excelente calidad interior de vida que jamás había tenido. Y lo estoy haciendo con mis remedios, los que no había imaginado poseer: integrar mi yo empieza a tener un significado muy profundo.

Pero es que también,  los que están a mí alrededor, por ahora sólo mis padres y hermano, al compartir mis experiencias, se les están abriendo unas perspectivas muy seductoras. Un detalle significativo es el boicot que hemos hecho a la televisión para poder aprovechar el tiempo al máximo. Intentamos reunirnos todos los días, aunque sea un tiempo muy breve, que a veces se alarga y se alarga, y si al día siguiente es fiesta, la medida del tiempo se encuentra vigilado por la hora que tengo que acostarme, ya que la disciplina para mí en el horario es uno de los objetivos iniciales, que además se encuentra en el protocolo para le insomnio que padezco. Mi padre me decía, entre comillas, que debemos darles  gracias a las drogas, pues por ella estamos consolidando una unión y una armonía familiar que nunca hemos conocido. Especialmente estamos aprendiendo a dialogar y pensar, con un detalle muy importante,  pues al valorar el bien del otro en vez del propio es muy fácil conseguir una convivencia feliz. A todo esto, la relación entre mis padres tiene un cariz que excede el mayor optimismo.

José Rosado Ruiz

Médico acreditado en adicciones

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