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Cuaresma en primera persona

Publicado: 17/02/2022: 14799

Testimonios

Desde una mirada poliédrica, en estas páginas recogemos el testimonio de un sacerdote, una religiosa, un laico y una laica que, por su carisma y vocación, viven aún con mayor intensidad este tiempo.

El 2 de marzo es Miércoles de Ceniza y comienza la Cuaresma, 40 días de preparación para vivir los misterios centrales de la fe: la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Después de dos cuaresmas con limitación de aforos en los templos y sin poder dar culto en las calles a los sagrados titulares de las hermandades y cofradías, la de este 2022 se espera diferente. La Iglesia católica está inmersa en un sínodo que apuesta por la comunión, la unidad y la corresponsabilidad de sus miembros. Desde esa perspectiva, queremos conocer qué significa la Cuaresma para varias personas, cada una con su misión particular: José Planas, párroco in solidum de Ntra. Sra. de los Ángeles y Ntra. Sra. del Pilar (Málaga); Sor Belén, carmelita descalza de Málaga; Carlos Palomo, miembro de la hermandad de Pasión y Raquel Espejo, comunicadora especializada en religiosidad popular.

José Planas es sacerdote, párroco in solidum de Nuestra Señora de los Ángeles y Nuestra Señora del Pilar, en Málaga. «Para mí, todo el tiempo litúrgico es una gozada -cuenta-. Me hace encontrarme con la Palabra, con la persona de Jesús y me acerca siempre a las personas que forman la comunidad. La Cuaresma no solo me lleva a disfrutar de la Palabra, sino a refrescar quién es ese a quien sigo, que me llama a estar con Él, al Jesús que me dijo "Venid y lo veréis” y que me muestra a dónde pretende conducirme. Es tiempo de conversión, de misericordia, y todo lo que preparo para mi comunidad: charlas cuaresmales, actos penitenciales... me lleva no solo a convertirme yo, sino a vivirlo con mi comunidad. Me lleva también a acercarme a los alejados, a estar con ellos allí donde se encuentren. Cuaresma es un tiempo de alegría, de esperanza. Jesús me sigue llamando a una felicidad que no se vive desde la seguridad, sino desde la confianza, que es la raíz de la felicidad. A Jesús lo hace acercarse con gestos, como nos dice cada página del evangelio, de manera que cada vez más me encarno sencillamente como hermano de los demás».

Carlos Palomo, Teniente Hermano Mayor de Pasión, cofradía a la que pertenece desde 1980, y que desde 1988 le viene encomendando el privilegio de vestir y ocuparse del cuidado de la imagen de nuestro Señor, explica que «a raíz del traslado de nuestros titulares a la parroquia de Santiago por obras en nuestra sede, gracias al entrañable recibimiento por parte de su comunidad parroquial me he integrado mucho en la misma, concretamente participando en el grupo de liturgia. Vivir una cuaresma como cofrade conlleva atender las actividades propias de la cofradía, desde limpieza y preparación de enseres y reparto de túnicas, hasta el montaje del altar y participación en el Quinario en honor del Señor de Pasión. Pero, vivir en cofradía no me limita a esta faceta “tangible”, también me hace tomar conciencia de este tiempo de conversión, de la necesidad de renovar el espíritu, y de intensificar el encuentro con Cristo. Vivir cofrade también es observar el ayuno y la abstinencia, privarme de algún apego material, es abundar en la Oración, pero más de escuchar a Dios y escuchar lo que me hable de Dios, por tanto tampoco nos puede faltar un retiro, guiado por nuestro párroco o director espiritual. Una cuaresma cofrade es prepararse para una verdadera estación de penitencia, pero sabiendo que la meta es la gran fiesta de la Pascua».

Raquel Espejo es presentadora del programa “Guión” en 101 TV. Como ella misma explica, «la Cuaresma la tomo como el tiempo de preparación hacia la Pasión y no sólo espiritualmente sino también como comunicadora de la religiosidad popular. Esto implica perfilar y buscar los términos adecuados para que cuando se produzca la retransmisión de ese ejercicio de religiosidad que vemos en las calles, las palabras sean vehículos que lleven a las personas a vivir una Semana de Pasión completa y comprendan mejor el misterio de la Muerte y Resurrección de Jesús».

Belén de San José, carmelita descalza del Monasterio de San José en Málaga, vive la cuaresma desde la confianza. «“Mirad, estamos subiendo a Jerusalén y allí se va a cumplir todo lo que está escrito sobre el Hijo del Hombre”, dice el evangelio. Este tiempo es, para mí, subir acompañando a Jesús, aprendiendo de él a través de la lectura repetida del evangelio del domingo, oración callada. Mirar de frente mis tentaciones y confiar que en Cristo puedo vencerlas, dejarme transformar en él, saber que como viña cuidada puedo dar fruto, vivir como hija y hermana, mujer perdonada. Y en Jerusalén cuando Pilato, señalando a Jesús, diga: “Aquí tenéis al Hombre” podré reconocerle como mi único rey y señor».

Ana María Medina

Periodista de la diócesis de Málaga

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