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«Un año después», por Rafael Pérez Pallarés

Publicado: 11/02/2014: 4559

Hoy se cumple un año. Tal día como hoy Benedicto XVI renunció al ejercicio del papado. A seguir ejerciendo como obispo de Roma. Raztinger indicaba en latín una decisión que ha marcado la historia de la Iglesia Católica. Hay quien afirma que hay un antes y un después en la forma de concebir el papado tras la renuncia valiente y humilde del papa alemán.

Estuvo al frente de la Iglesia Católica casi ocho años. Su decisión fue un shock para el mundo. Millones de personas no daban crédito a la noticia que llegaba desde el Vaticano: Benedicto XVI renuncia a ser Papa. Pilló con el paso cambiado. ¿Cómo llamarlo a partir de ahora? ¿Cómo seguirá vistiendo? ¿Es posible que un Papa quiera dejar de ser Papa? ¿Es posible que vivan dos Papas? Infinidad de preguntas y posturas pulularon por doquier por aquel mediado de febrero. Tantas como cabezas y corazones. El periodo de sede vacante tuvo hasta sus consecuencias en Twitter: se canceló el perfil de @Pontifex.

Habían pasado 600 años y ningún Papa había tomado esa decisión. Quizá alguno lo habría pensado. Nadie hasta ese momento lo había ejecutado. Joseph Ratzinger ha cultivado el bajo perfil desde aquel día en que afirmó: «Con total libertad declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma y Sucesor de Pedro». Su renuncia hizo posible la llegada al solio pontificio del fenómeno de masas Francisco. Pero eso será otra historia sobre la que ya tendremos tiempo para opinar.

Hoy es el aniversario de la renuncia de Benedicto un hombre espiritual, libre y humilde. Un papa incomprendido por parte de la sociedad que lo sentenciaba con un «no me gusta la cara que tiene». Un teólogo extremadamente inteligente. Un obispo al frente de una sede como la de Roma que puso en marcha con determinación a nivel mundial la tolerancia cero en materia de pederastia. Un hombre que comenzó a arbitrar medidas para frenar los desmanes en el banco Vaticano. Un teólogo que centrado en la fe, esperanza y el amor animó al cristiano a vivir desde lo esencial.

Autor: Rafael Pérez Pallarés para Diario Sur

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