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¡Salve, Estrella de los mares!

Publicado: 12/07/2011: 1636

En el siglo XII, algunos cristianos de Occidente se instalaron en las cuevas del monte Carmelo, en Palestina, para llevar vida de ermitaños. Así comenzó la Orden de Santa María del Monte Carmelo, como se los conoció en el siglo XIII, los carmelitas. Les dio su nombre una imagen de la Virgen que tenían en una iglesia bellísima, donde se congregaban para celebrar la Eucaristía. Cada 16 de julio, las costas andaluzas se pueblan de barcos que llevan por el mar a una reproducción de aquella imagen, a la Virgen del Carmen. Pues en el siglo XVII, esta advocación mariana se convirtió en la Patrona de las gentes del mar. Los pescadores, los marinos mercantes, los marinos de guerra y sus familias la veneran como a su Madre y Señora, la Estrella de los Mares, que los conduce a buen puerto.

Para los cristianos, esta celebración no se limita a la belleza de las procesiones. Es una llamada a revisar nuestra devoción a María. O lo que es igual, a ponernos en paz con Dios y a examinar nuestra actitud para con las gentes del mar. Los que han perdido el trabajo por la crisis de la pesca, los que se juegan la vida en las islas Seychelles, los que patrullan para detener la actividad criminal de los narcotraficantes, los que recogen a los inmigrantes en las aguas del Estrecho, y los miles de criaturas, entre ellas muchos bebés, que intentan llegar al mundo de los ricos en una patera. Es doloroso que uno de los lugares más bellos de la tierra se haya convertido en el cementerio de los que, como los israelitas en su huida de Egipto, no se resignaron a permanecer en la miseria y trataron de abrirse un camino por el mar hacia la libertad.

Juan Antonio Paredes, sacerdote

Autor: diocesismalaga.es

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