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«Por donde nosotras pasábamos limpiando, no habría contagio»

Toñi Domínguez, primera por la derecha junto a sus compañeras del personal de limpieza del Clínico
Publicado: 16/08/2020: 13235

ÁNGELES DE LA GUARDA

Toñi Domínguez es parte del personal de limpieza del Hospital Universitario Virgen de la Victoria, en Málaga, desde que abrió sus puertas en el año 89. Pertenece a la parroquia de Santa Rosa de Lima, está casada y tiene dos hijos. Ella, y todas sus compañeras, han sido profesión de necesidad durante la pandemia.

«Hemos vivido un verdadero calvario», afirma con rotundidad, «hemos llorado mucho, hemos visto a los familiares preocupados sin consuelo al no poder ver a sus enfermos, a los médicos y enfermeras hacer de tripas corazón y comunicarles que sus familiares habían fallecido y no podían pasar a despedirse de ellos… hemos regresado a casa llorando de impotencia, sobre todo por no contar con las medidas de seguridad necesarias para poder acercarte y coger la mano de los enfermos en esos días tan duros… un día nos pusimos a rezar por una persona que no tenía a nadie, aún lo recuerdo y me emociono… hemos visto a muchas personas entrar en la habitación y salir envueltos en silencio y muerte».

Y al acabar la jornada, Toñi, y sus compañeras, regresaban a casa «con el miedo a poder contagiar a tu esposo, tus hijos, tus padres. Nos daba miedo acercarnos a nuestros familiares. Cada día, después de bañarme y desinfectarme, daba gracias a Dios por haberme dado un día más de vida», afirma Toñi.

Ha sido una experiencia dura, de mucho dolor y tristeza «y un silencio inmenso que nunca había conocido en el hospital», añade Toñi pero, con un atisbo de esperanza: «por donde nosotras pasábamos, no habría contagio, esto es lo que nos hacía dejarnos la piel en nuestro trabajo. Todo el personal del hospital nos esperaba con alegría. Hemos estado pendientes del personal sanitario y los enfermos y de cada uno de los rincones del hospital. Como tantas otras profesiones, nos hemos tenido que adaptar rápido a la situación y, en muchas ocasiones, hemos sido invisibles, pero muy necesarias».

«Ayudar a los demás es lo que nos ha mantenido en pie en estos meses tan duros, todo era poco para prevenir el contagio, por eso me ponía cada día en manos de Dios, para que nos protegiera», afirma Toñi.

En las semanas más duras de contagios, «la capilla del hospital ha permanecido cerrada, pero los capellanes voluntarios se han multiplicado. Han atendido a los enfermos lo mejor que han podido y, a veces, hacíamos de intermediarios, para hacerles llegar unos escapularios que traían los capellanes. Hemos visto renacer la fe de muchos enfermos y hemos visto verdaderos cambios en los rostros de los enfermos que se han quedado impresos en nuestra memoria», comparte Toñi.

Encarni Llamas Fortes

Encarni Llamas Fortes es madre de tres hijos. Periodista que desarrolla su labor profesional en la Delegación de Medios de Comunicación de la Diócesis de Málaga. Bachiller en Ciencias Religiosas por el ISCR San Pablo.

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