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Una integración de dos sentidos

Publicado: 26/10/2015: 7566

La integración de una persona que venga a nuestro país no puede reducirse a su esfuerzo por conocer nuestra lengua, nuestra cultura, etc., sino que la sociedad que acoge también tiene que ponerse en movimiento hacia la persona que viene y conocer, por ejemplo, aspectos de su cultura, de sus costumbres, etc.

Hace algún tiempo compartí con Joaquín García Roca una mañana de diálogo para una investigación sobre exclusión social. En el ámbito de la conversación, García Roca planteó que la integración de una persona que venga a nuestro país no puede reducirse a su esfuerzo por conocer nuestra lengua, nuestra cultura, etc., sino que la sociedad que acoge también tiene que ponerse en movimiento hacia la persona que viene y conocer, por ejemplo, aspectos de su cultura, de sus costumbres, etc.

Llevamos ya más de un mes trabajando junto a Cruz Roja, CEAR, ACCEM y el Ayto. de Málaga para favorecer la acogida de refugiados como consecuencia de la crisis de Oriente Medio. Se están poniendo, poco a poco, los medios necesarios para acompañar a estas personas en su nuevo camino en un país diferente, con una cultura y unas costumbres nuevas y, para ellos, posiblemente desconocidas.

Continuando la reflexión de García Roca, la integración es un camino con una única dirección, pero que tiene dos sentidos. Es un camino que está dirigido a lograr que las personas que lo transitan mejoren su calidad de vida, se desarrollen como personas plenas y puedan vivir su proyecto personal y familiar en plenitud, junto a las personas con las que se encuentran. 

Y ese camino lo transitamos juntos. Por un lado, para que la integración en una cultura y en una sociedad nueva sea posible, la sociedad que acoge, que no es abstracta y se concreta en cada uno de nosotros, debe salir al encuentro de quienes llegan. Este salir al encuentro se materializa en nuestro apoyo concreto, material, pero sobre todo en una actitud de apertura a conocer las costumbres de quienes vienen, su historia, su cultura...

Y en este camino de dos sentidos, se da la integración de todos los que lo recorremos. En el compartir de costumbres, sueños, experiencias, valores, historias de vida, etc.,  que se produce, se crea una cultura nueva, una sociedad viva que se enriquece.

Es cierto que vivimos en una sociedad donde tendemos al individualismo y en la que, en muchas ocasiones, sabemos poco de las vidas de quienes viven en nuestro propio rellano. Pero también es cierto que tenemos muchas oportunidades para caminar juntos, espacios como la escuela, nuestro bloque, el barrio con sus comercios, el parque... lugares donde podemos favorecer la plena integración, no solo de las personas que vienen buscando refugio, sino de todas aquellas que han dejado atrás sus hogares buscando una vida mejor y de todos nosotros, porque todos transitamos el camino de la integración, buscando nuestro pleno desarrollo como personas en una sociedad viva y dinámica, que cambia y se enriquece con la vida y la historia de cada uno de nosotros.

Francisco J. Jiménez

Miembro de Cáritas Diocesana de Málaga

@frn_javier
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