DiócesisHomilías Mons. Dorado

Misa exequial en la muerte de Toñi (esposa de D. Francisco José González)

Publicado: 08/01/2007: 1118

Textos:

1 Tes 4, 12-17
Jn 6, 37-40


1.- La muerte de un ser querido –y Toñi lo ha sido mucho para todos nosotros-, es siempre para los cristianos un motivo especial de oración. Necesitamos comunicarnos con Dios.

Y este es precisamente el motivo que nos reúne hoy y el sentido fundamental de esta Eucaristía: celebrar el misterio de la muerte y de la Resurrección del Señor y de todos los hombres y consolarnos mutuamente con la Palabra de Dios, como les decía San Pablo a los primeros cristianos de la Iglesia de Salónica, que estaban tristes – “como los que no tienen esperanza”- ante el misterio de la muerte de sus seres queridos. Y es algo que seguramente estamos necesitando todos: unos porque acaba de morir su esposa, su madre, un familiar, una persona tan entrañable a quien tanto queríais y a quien habéis atendido con tanto cariño, especialmente en este largo tiempo de su enfermedad. Otros porque os ha dejado tan pronto una amiga leal, sencilla, tan servicial siempre, con la que habíais compartido parte de vuestra vida. La muerte sigue planteándonos implacablemente a todos los hombres, creyentes o no, la interrogante límite, y para muchos sin respuesta.

Ante esta situación dolorosa, San Pablo nos invita a consolarnos mutuamente con la Palabra de Dios. ¿Con qué palabras exactamente? Con éstas:

“Nosotros creemos que Jesús ha muerto y ha resucitado y que, por tanto, Dios llevará consigo a los que han muerto unidos a Jesús… Y de este modo estaremos siempre con el Señor” (1 Tes 4, 14 ss.).

Consolaos mutuamente porque Dios ama a Toñi más que ninguno de nosotros… y se la ha llevado con Él a gozar de su amor infinito, de su Bondad misericordiosa, del esplendor de su Belleza y de su amistad eterna. Los antiguos profetas y el Apocalipsis presentan este encuentro del hombre con Dios como un banquete de familia, una situación de alegría y de plenitud, porque allí no hay dolor ni tristeza y Dios enjugará las lágrimas de todos los ojos.

Para Toñi ha llegado el encuentro que anheló en su continua búsqueda de Dios, y estamos confiados de que Dios le ha dado el regalo de la salvación, que es estar siempre con el Señor.


2.- En estos tiempos y siempre, los cristianos debemos afirmar con claridad estas dos cosas:

- que la esperanza en la vida eterna es esencial en la fe y en la vida cristiana… Sin afirmar la Resurrección de Jesucristo y esperar nuestra propia Resurrección, el cristianismo deja de serlo y se convierte en otra cosa.

- y segunda: que la esperanza de la resurrección y de la vida eterna no nos aleja de este mundo, sino que nos ilumina por dentro y cambia el modo de estar y de vivir comprometidos con la realidad.


3.- Con el consuelo que nos da la Palabra del Señor y la fe de que Toñi está ya y para siempre gozando con Dios, unidos a sus familiares y en torno a sus restos mortales, celebramos esta Eucaristía. En ella:

• Damos gracias a Dios por las maravillas que ha realizado en Toñi y a través de su vida.

• Bendecimos a Dios que la ha sostenido en su vida y la ha purificado en su larga y dolorosa enfermedad.

• Meditamos ante su cadáver en el misterio cristiano de la muerte.

• Recogemos con suma atención el aviso amoroso e interpelador de Dios en la muerte de una persona tan querida para nosotros.

• Deseamos que nuestra hermana Toñi esté experimentando la verdad de las Palabras del Señor: “Venid a Mí los que estáis cansados y agobiados que yo os aliviaré. Yo soy manso y humilde de corazón. En Mí encontraréis descanso”.

• Y esperamos que ya haya comprobado, como decía San Pablo, “que nada ni nadie, ni la aflicción, ni la angustia, ni peligro alguno, ni la muerte, ni la vida, nos puede separar del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús”.

+ Antonio Dorado Soto,
Obispo de Málaga

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
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