DiócesisHomilías Mons. Dorado

Fiesta de “Todos los Santos”. Ciclo A

Publicado: 01/11/2005: 1125

S.I. Catedral

En la Fiesta de Todos los Santos, los cristianos honramos la memoria de los muchos santos no canonizados en la tierra. Unos son desconocidos, otros no. Todos hemos conocido personas de las que hemos dicho con admiración y respeto: “Fulanito era un santo. Fulanita era una santa”.

Esta Fiesta se presta a muchos comentarios. Si os fijáis en las lecturas bíblicas, vemos que se deducen de ellas tres pensamientos fundamentales:

1º.- Hay que acostumbrarse a ver la vida desde el final. Y el final es la felicidad de la vida eterna. Lo que ahora mismo estamos haciendo vale mucho o poco según nos ayude o no a preparar esa vida interminable de los santos.

Ésta tendría que ser la idea fundamental a la hora de escoger y decidir las cosas que nos gustan o las que no valen la pena. Lo demás es paganismo.

2º.- Podemos pensar así por la gran bondad de Dios, que ha querido hacer las cosas de esta manera. “La salvación es de nuestro Dios”. Mucha gente vive obsesionada con las cosas materiales como si no hubiera otra esperanza. O se dejan llevar de la tristeza y la desesperación como si no hubiera solución. Puede haber sufrimientos y tribulaciones pero por encima de todo está la bondad de Dios que nos tiene abiertas las puertas de la gran salvación. En todo momento y para todos nosotros.

3º.- El camino de la salvación y de la felicidad no es como muchos piensan. No se llega a la felicidad verdadera por el camino del mucho dinero, de las diversiones locas, del sexo desenfrenado y degenerador.

El camino de la felicidad verdadera lo abrió Cristo con su propia vida y desde entonces ha quedado abierto para todos. El Evangelio nos ha recogido los pasos fundamentales:

- hay que empezar por la pobreza de corazón, que es sobriedad, humildad, confianza en Dios.

- y seguir por el camino de la justicia verdadera, la que viene de Dios, la que disfruta haciendo el bien a los demás.

- hace falta valorar la misericordia, la comprensión, el respeto a los demás y el servicio a cuantos necesitan de nosotros.

- hay que buscar y favorecer siempre la paz, como lo más parecido a la vida de fraternidad y alegría que Dios quiere para todos los hombres. La violencia, la agresividad, las amenazas no sirven para nada, ni para engrandecer ninguna causa.

- todo esto en el amor y el servicio de Dios Padre y de Jesucristo, por quienes vale la pena vivir y morir.

- y como una estrella de esperanza que nos guíe y nos aliente siempre, esta gran promesa del Señor: “Vuestra recompensa será grande en el Cielo”.

A la Virgen de la Victoria, Madre y abogada nuestra, pedimos hoy que seamos también nosotros uno de estos santos que hoy recordamos y celebramos los cristianos. En el Apocalipsis San Juan vio a todos ellos vestidos de blanco, símbolo de la bondad; y con palmas, símbolo del sufrimiento vencido con fidelidad y fortaleza. “Lavados con la Sangre del Cordero, porque su fidelidad y su fortaleza se alimentó del ejemplo y del amor de Cristo Crucificado”.

 

+ Antonio Dorado Soto,
Obispo de Málaga

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
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