DiócesisHomilías Mons. Dorado

Solemnidad de la Epifanía del Señor

Publicado: 06/01/2007: 888

S.I. Catedral

1.- Celebramos la Fiesta de la Epifanía del Señor. Epifanía es una palabra griega que significa “manifestación espléndida de lo que estaba oculto”.

En la Oración Colecta tenemos una síntesis preciosa de la Fiesta que celebramos: la revelación, la manifestación de la voluntad universal de Salvación, por parte de Dios, respecto a todos los hombres:

“En el día de hoy
revelaste a tu Hijo Unigénito
a los gentiles, conducidos por la Estrella”.

El Niño de Belén es Dios, es el Salvador y Rey de todos los pueblos. En  él se nos revela, como dice San Pablo, que “Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la Verdad”.


2.- Los Magos o Sabios de Oriente no pertenecen al Pueblo de Israel, al que se consideraba exclusivamente Pueblo de Dios. Eran extranjeros paganos. Lo que llamaríamos hoy “gente alejada”. Dios se manifiesta a los Magos por medio de una Estrella; les salió al encuentro por lo que era su trabajo habitual: la contemplación de los astros y del cielo estrellado.

En el Evangelio aparece como

“La condescendencia sin límites de Dios
que sabe hablar a todos los hombres de cada cultura
en su propio lenguaje”.

A esta vocación misteriosa de Dios responden los Magos con unas actitudes que personifican “la fe en camino”. El Evangelio señala las siguientes:

- se pusieron en camino,

- preguntaron: sabían que no lo sabían todo,

- cayeron de rodillas: humildad-adoración. Reconocieron a Dios.

- Le dan todo lo que tienen y todo lo que son,

- volvieron por otro camino, para indicarnos que cuando hay un encuentro verdadero con Dios ya todo es diferente, todo cambia, ya nada es igual,

- y se llenaron de alegría, signo de la conversión y la salvación de Dios.


3.- A los cristianos de hoy, que somos nosotros, la fiesta de los Reyes Magos o la Epifanía nos habla de la búsqueda de Dios en nuestra vida y del gozo de encontrarnos con Él. Como hemos pedido en la Oración Colecta:

“A los que ya te conocemos por la Fe, concédenos ser llevados a contemplar la luminosa claridad de tu rostro”.

Para llegar a contemplar el rostro de Dios, la Fiesta de los Reyes Magos nos recuerda hoy la necesidad de salir de nosotros mismos y de nuestras rutinas e inmovilidades, para ponernos en camino hacia Dios y hacia los demás en la Iglesia-Comunidad.

Pero la Epifanía nos dice también que la Salvación de Jesucristo es para todos. También para los que están lejos, para los que no le conocen y no han oído hablar de Él. Y es misión de todos nosotros proclamar el Evangelio con obras y con palabras.

Cada uno podemos y debemos ser en nuestra vida, y con nuestras palabras, el signo luminoso (la estrella) que ayude al otro a abrirse a la Fe. Los padres en la familia, el profesor en la escuela y todos y cada uno de nosotros en el trabajo de cada día.

El mejor regalo de Reyes es el que recibieron los Magos de Oriente: encontrarse con el Señor que nos llena de alegría y nos hace cambiar de vida.

Y el Don más preciado que la Iglesia puede ofrecer al mundo es el de guiar a los hombres, con la luminosidad de la estrella, hasta Belén, para que puedan adorar a Dios-Niño en los brazos de María, su Madre.

La Fiesta de la Epifanía es, pues, una llamada a dejarnos evangelizar y a ser testigos y evangelizadores aquí y hasta los confines de la tierra.

La Epifanía nos recuerda a todos y nos invita a llevar a la práctica el gran objetivo de nuestro Proyecto Pastoral Diocesano: “fortalecer y transmitir la Fe”.

Le pedimos al Señor, con la oración de la post-comunión que nos conceda la gracia de contemplar y penetrar en el Misterio que estamos celebrando con Fe pura y que lo vivamos con amor sincero y con corazón enamorado.


+ Antonio Dorado Soto,
Obispo de Málaga

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
Más artículos de: Homilías Mons. Dorado
Compartir artículo