Publicado: 25/12/2003: 906

Navidad 2003

Misa de medianoche


1.- Nos reunimos para celebrar el Nacimiento del Señor a medianoche, que es un signo del silencio con que Dios entró en la historia del hombre y en nuestra propia vida.

Navidad es un misterio infinito que se expresa en signos humildes. Junto al pesebre coinciden a un mismo nivel la adoración de los ángeles, que proclaman al Niño como el Señor y le reconocen como el único Salvador; la ciencia de los sabios orientales, --los Magos--, que le entregan su vida y sus bienes; y el villancico de los pastores, los pobres que son capaces de admirarse y de gozar en la sencillez y son generosos en comunicar su gozo a los demás.

Para los que tienen una fe viva, Navidad es el gozo inmenso de saber y sentir que “Dios está con nosotros”.


2.- “Dios está con nosotros”. Ésta es la verdad más decisiva para vosotros, la más auténtica, la última, la más consoladora, porque la felicidad del hombre está en poseer a Dios, que es el Bien Supremo.

“Nos ha nacido un Nuño… y un Hijo se nos ha dado”, repetimos con Isaías. Y el Ángel de Belén proclama: “Os ha nacido un Salvador…”. Jesús, el Mesías, el Señor, es “nuestro”.

Nuestra primera actitud ante este Misterio de la Navidad ha de ser siempre la “adoración”: como los pastores, como los Magos, como María y José.

Dejémonos penetrar el alma por la alegría de este Dios cercano y entrañable, como los que tienen alma de niño y corazón de pobre.

“Bien podéis ya contentaros,
aunque pienso que lo estáis,
hombre mortal, y alegraros,
pues ni hay más que a Dios pidáis,
ni Dios tiene más que daros.
Ya le tenéis en Belén.
¿Qué queréis, hombre, que os den?
Aquí todo el bien se encierra,
todo el bien tiene la tierra,
no tiene el cielo más bien”.
   
    (Lope de Vega).


3.- La fe cristiana es, antes que nada, el descubrimiento de la bondad de Dios, la experiencia agradecida de que sólo Dios salva.

Dios existe; y está ahí, en el fondo de nuestra vida. Somos acogidos por su bondad y su misericordia entrañable.

Ante un Dios del que sólo sabemos que es Amor, no cabe, por parte del hombre sino el gozo, la adoración y la acción de gracias.

Estamos acostumbrados a escuchar que “Dios ha nacido en un pesebre, en el portal de Belén”. Y no nos sorprende ni nos conmueve un Dios que se nos ofrece como Niño.

Pero esa es justamente la Buena Noticia de la Navidad: ahora sabemos que Dios no es un ser tenebroso, lejano, temible, sino Alguien que se nos ofrece cercano, entrañable, desde la ternura y la transparencia de un Niño.


4.- Este es el mensaje de Navidad. Y hay que salir al encuentro de ese Dios, con prisa como los pastores y los magos; hay que cambiar el corazón, nacer de nuevo, recuperar la limpieza del alma, abrirse confiados a la Gracia y al perdón de Dios. Hay que “llevar ya desde ahora una vida sobria, honrada, y religiosa… renunciando a la impureza y a los deseos mundanos”. (Tit 2, 12).

En esta Noche de Navidad se nos pide confiarnos a Dios y creer en la fuerza del amor. Cada uno de nosotros hemos de sentirnos llamados a llenar nuestro corazón de amor, no de egoísmo; de ternura, no de agresividad; de diálogo y de paz, no de violencia.

Entonces podremos cantar también con verdad: “Gloria a Dios en los cielos y en la tierra Paz a los hombres que ama el Señor”.

La Navidad hay que vivirla desde dentro del corazón, atreviéndonos a creer que Dios puede volver a nacer en nosotros, en nuestra vida diaria. Ese Nacimiento será pobre, débil, frágil, como fue el de Belén. Pero puede ser un acontecimiento real, que nos hará felices. Y se despertará en nosotros una alegría diferente, nos inundará una paz y una confianza desconocida. Porque Dios es el mejor regalo que se nos puede hacer a los hombres.

En el gozo con que los pastores comunicaban a los demás su experiencia, y la expresaban con cánticos de alabanza, San Lucas ve prefigurado el entusiasmo con que los primeros cristianos vivían y propagaban la fe.

Y María, la Virgen Madre, con José, inseparable del Niño, desde su silencio contemplativo, nos invita a todos a contemplar, vivir e irradiar el misterio de “Dios con nosotros” que se nos revela en las Fiestas de la Navidad.

 

+ Antonio Dorado Soto,
Obispo de Málaga

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
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