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Solemnidad de Cristo Rey

Publicado: 20/11/2005: 1160

Solemnidad de Cristo Rey

Ciclo A. Año 2005

Con la solemnidad de Cristo Rey termina el “año litúrgico”, el año de los cristianos.

Esta fiesta no tiene nada que ver con una ideología de derechas ni de izquierdas. Tampoco con un afán de poder por parte de los cristianos.

El Reino de Dios ni es de este mundo, ni desea imponer el Evangelio por la fuerza. Confesamos que Cristo es Rey porque es el Hijo de Dios que se ha hecho hombre y nos ha revelado la verdad más profunda sobre el hombre.

Hemos sido creados por Dios Padre para ser seguidores de Jesús y resucitar con Él a una vida nueva. Por eso nos invita a todos a seguirle, pero respeta la libertad de cada uno. Si creemos, nos da el perdón de los pecados, transforma nuestro corazón para que amemos y nos ayuda a vivir como hijos de Dios. También descubrimos que hay una fuerza interior que nos impulsa a ser libres y a vivir como él vivió. Una fuerza misteriosa y personal que es el Espíritu Santo.

Nos ha enseñado que su Reino no es de este mundo, pues no nos lleva a tener más dinero, a ser famosos, a conseguir poder ni a dominar a los demás. Entrar en su Reino consiste en creer que Dios nos ama, que todos los hombres somos hermanos y que la mejor manera de vivir consiste en amar.

Pero nuestra confianza en Dios y nuestra esperanza en la vida eterna, no nos aleja de esta tierra con sus alegrías y sus penas, sino que nos compromete más a fondo con el hombre y con toda su existencia.

Por eso, de igual manera que Él entró en nuestra historia, nosotros luchamos para que el Evangelio se encarne con fuerza liberadora en la vida de los hombres. Dado que el Reino de Dios es el “Reino de la verdad y de la vida, el Reino de la santidad y de la gracia, el Reino de la justicia, del amor y la paz”, tenemos que ser hombres verdaderos y luchar contra toda mentira; desarrollar nuestra vida en plenitud y ponernos a favor de la vida; ser justos y trabajar por la justicia hasta el agotamiento; vivir con esa paz interior que nos acerca a todos y trabajar por una paz justa.

Confesar que Jesucristo es Rey significa haber descubierto que es el sentido más hondo de la vida, el mejor modelo para ser humanos de verdad, el artífice misterioso de esa transformación que no logramos conseguir con nuestro esfuerzo. Su Reino está presente en quien creemos en Él con toda el alma. Y se tiene que notar, no en el afán de dominio, sino en nuestra apuesta por el hombre, especialmente por los pobres. Ellos serán nuestros jueces en el Juicio final.

+ Antonio Dorado Soto,
Obispo de Málaga

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
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