NoticiaHistoria de la Iglesia ESPECIAL FIESTA DE SAN JUAN PABLO II. Vocación en la dificultad Publicado: 20/06/2021: 2732 Historia de la Iglesia Un 16 de octubre fue elegido Papa Karol Wojtyla, y fue el suyo uno de los pontificados más largos de la historia. Su vocación conoció el sufrimiento y superó grandes dificultades. Entre los papas que más tiempo han ocupado la sede apostólica, después de san Pedro, que gobernó a la Iglesia unos 34 años, se encuentran Pío IX (31 años) y en tercer lugar, Juan Pablo II (26 años). Karol Wojtyla nació en Wadowice, cerca de Cracovia, al sur de Polonia, el 18 de mayo de 1920. Sus padres vivían modestamente. Tenían tres hijos: Edmund, Olga y Karol. El más pequeño, Karol, a quien llamaban cariñosamente Lolek, sufrió mucho en su infancia al ir perdiendo a todos sus familiares. La madre murió muy joven, cuando Lolek tenía nueve años; su hermana Olga murió muy pequeña; Edmund, el hermano mayor, era médico y perdió su vida cuando Karol tenía doce años; y a su padre lo encontró muerto en casa, cuando Karol tenía 21 años. Esta muerte le afectó mucho, el mismo Juan Pablo II recordaba emocionado la muerte de su padre. Ante su cadáver pasó toda la noche rezando y nunca se sintió tan solo. Esta desgracia familiar lo marcó para siempre. Fue un estudiante ejemplar. En el Liceo de Wadowice cursó sus estudios de Bachiller con excelentes calificaciones. Su habilidad para los idiomas era extraordinaria: aprendió muy bien el latín e incluso llegó a hablarlo, lo que más tarde le fue de gran utilidad en el Concilio Vaticano II. También estudió en profundidad el griego y llegó a dominar seis idiomas. Sus estudios los alternó con la práctica del deporte y siempre vivió la alegría de un corazón noble y equilibrado. Tuvo grandes amigos entre los judíos que residían en Wadowice, amistad que conservó durante toda su vida. Muy amante de la Literatura, en junio de 1938 se matriculó en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Cracovia con el fin de estudiar la Filología Polaca. En estos años supo alternar su vida intelectual con una intensa vida de piedad, acudiendo diariamente a Misa, religiosidad heredada de su padre. El 1 de septiembre de 1939 estalló la Segunda Guerra Mundial. Los nazis entran en Cracovia cinco días después y obligan al pueblo de Polonia a una especie de trabajos forzados en granjas, carreteras, ferrocarriles, etc. El mismo Karol confiesa en su libro “Don y misterio”: «En el otoño de 1940 empecé a trabajar como obrero en una cantera de piedra». En febrero de 1944 ocurrió un desgraciado accidente, cuando un camión alemán lo atropelló y tuvo que ser hospitalizado. En enero de 1945, los alemanes abandonan Cracovia y el Ejército Rojo entra en Polonia. Desde un principio, el régimen comunista intenta implantar una ideología atea y romper el eslabón entre la nación polaca y el catolicismo. En ese ambiente, el joven sacerdote Wojtyla ejerce su primera labor pastoral, promoviendo el apostolado familiar. Desde entonces, el sacerdote Karol es vigilado por los Servicios de Seguridad que controlan y coartan la libertad en su quehacer sacerdotal. La mayor parte de los profesores universitarios fueron conducidos a un campo de concentración. Los polacos mayores de 18 años estaban obligados a trabajar en la conservación de carreteras y ferrocarriles, sin recibir un sueldo. Karol Wojtyla, para evitar la deportación a trabajos forzados y para ganarse la vida, trabajó en una cantera de piedra de la fábrica química Solvay. Durante la ocupación alemana asistía a reuniones clandestinas de literatos, poetas y filólogos y participó en un grupo de teatro. En estos años compuso variados poemas y escribió tres dramas de tema bíblico: David, Job y Jeremías. Su vida como cristiano era sólida y profunda gracias a la educación religiosa recibida de su padre. Hacia 1942 se planteó su vocación al sacerdocio. Tenía 22 años de edad. Curiosamente, fue un sastre el que más influyó en su ilusión por el sacerdocio. El cardenal Sapieha había organizado un Seminario clandestino y, en él, Wojtyla inició sus estudios teológicos. Supo compaginar sus estudios con los trabajos en la cantera, guardando una gran discreción para no ser descubierto, pues corría el riesgo de una deportación o de una ejecución. En 1945, los nazis abandonaron Cracovia y el Seminario dejó de ser clandestino. Amplió sus estudios teológicos en la Facultad de Teología de Cracovia. El cardenal Sapieha, conociendo sus aptitudes intelectuales, decidió enviarlo a Roma para completar sus estudios, adelantando la fecha de su ordenación sacerdotal y así, el 1 de noviembre de 1946 fue ordenado presbítero. De su primera Misa celebrada en el Día de los Fieles Difuntos guardó un recuerdo imborrable que perduró toda su vida. Pocos días después era enviado a Roma para ampliar sus estudios en el Angelicum, Universidad regentada por los dominicos. En julio de 1958 fue nombrado obispo auxiliar de Cracovia y, ante su intensa actividad pastoral, las autoridades comunistas de Polonia empezaron seriamente a preocuparse y aún más cuando fue nombrado arzobispo de Cracovia, y pocos años después cardenal. Wojtyla está vigilado de una manera permanente. Se registra quien va a visitarlo, se controla su pasaporte, ya que con ocasión del Concilio ha de viajar frecuentemente a Roma. El que había vivido bajo el comunismo materialista y ateo, años después no comprende la idealización que se hace, sobre todo en América Latina, del materialismo comunista. Juan Pablo II fue un hombre que supo convivir con el dolor y la enfermedad. Como buen deportista fue un hombre fuerte y sano. Desde el atentado del 13 de mayo de 1981 su salud se vio quebrantada. Estuvo herido de muerte pero él. Pero él sintió la protección de la Virgen de Fátima que le devolvió la vida. A pesar de sus enfermedades y dolencias resistió hasta el final, aceptando sus dolores como un martirio en vida. Benedicto XVI dirá de él: «Lo vi sufrir, pero nunca triste».