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El amor no se irrita

Ángel y Odette con su hijo
Publicado: 05/09/2021: 9684

Año Familia

El papa Francisco propuso el Año Familia Amoris Laetitia, que se inauguró el 19 de marzo de 2021 y se clausurará el 26 de junio de 2022 con la celebración del X Encuentro Mundial de las Familias en Roma. Este año se enmarca en el quinto aniversario de la publicación de la exhortación apostólica Amoris laetitia.

Toda la información del Año Amoris Laetitia y más testimonios en la web pastoralfamiliar.diocesismalaga.es

Amoris laetitia

“La indignación es sana cuando nos lleva a reaccionar ante una grave injusticia, pero es dañina cuando tiende a impregnar todas nuestras actitudes ante los otros. Una cosa es sentir la fuerza de la agresividad que brota y otra es consentirla, dejar que se convierta en una actitud permanente. Por ello, nunca hay que terminar el día sin hacer las paces en la familia. Y, «¿cómo debo hacer las paces? ¿Ponerme de rodillas? ¡No! Sólo un pequeño gesto, algo pequeño, y vuelve la armonía familiar. Basta una caricia, sin palabras. Pero nunca terminar el día en familia sin hacer las paces» La reacción interior ante una molestia que nos causen los demás debería ser ante todo bendecir en el corazón, desear el bien del otro, pedir a Dios que lo libere y lo sane.” (AL 103-104).

Testimonio

Ángel y Odette: Desde que nos casamos, hemos intentado poner en práctica, en nuestra familia, el amor del que habla san Pablo. Hace ocho años, a Odette le dio un ictus que casi resulta fatal. Le dejó paralizada toda la parte derecha del cuerpo y, en principio, le dejó sin habla. Además, tuvieron que quitarle un riñón y el otro no funciona de modo satisfactorio, por lo que necesita diversos cuidados. La vida nos dio un vuelco de 180 grados. 

Desde el comienzo, vimos en este hecho trágico -para el modo de ver solo humano- una predilección de Dios hacia nosotros. El hecho de que Odette no pueda valerse por sí misma en muchas tareas implica que los otros miembros de la familia tengamos que intensificar el amor concreto en forma de servicio. Como hacerle bien las atenciones que necesita, asearla, atenderla en la comida y en todo lo que requiere; sin irritarse por nada, con paciencia.

En medio de todas estas limitaciones, yo entiendo que puedo amar a los demás, por ejemplo, quejándome lo menos posible de mis dolores, poniendo la atención en los que me rodean, agradeciendo cada acto cuando soy atendida, aunque a veces no sea exactamente como a uno le gustaría que se hiciese. Paralelamente, la empresa donde trabajaba Ángel se declaró en impago y le quedaron debiendo muchos meses de trabajo y solo le pagaron una parte del despido; han quedado pendientes muchas deudas que no se han podido afrontar.

Odette ha vivido periodos de hospitalización de hasta 3 meses. Muchos meses vivimos gracias a la ayuda de los demás. 

Y así, un sinfín de cosas del vivir diario que se presentan como problemas que afrontamos con la mansedumbre que Dios nos da, fieles a su confianza, recibiendo todo de las manos amorosas de Dios Amor; aún las situaciones más difíciles y dolorosas. Viviendo el afán de cada día.

Todo ello nos ha hecho pacientes y nos ha enseñado a no disgustarnos por las situaciones. La realidad es que Dios siempre nos muestra de manera activa y viva su Providencia, si confiamos en Él. Y lo hace en forma de ayuda concreta para solucionar cada una de nuestras necesidades. 

Nos damos cuenta de que lo mejor es vivir en el ahora, atados al presente y buscando comprender cuál es la voluntad de Dios para nosotros en ese día, momento o situación.

Aprendimos que si afrontamos con tranquilidad y la alegría que da el Amor, todo es más sencillo.

También hemos aprendido a encontrar la alegría en todos los resquicios donde se esconde. Con una dosis de buen humor; como nos pide Jesús: “estad siempre alegres”. El buen humor aparece como un elemento importante en nuestra vida. Aprender a reírnos de nuevo y confiar en Dios-Padre como un niño. 

Esto nos ayuda a poner luz en los días que aparecen oscuros o tormentosos. De este modo, hemos aprendido a hacer a un lado los miedos y dejarnos proteger por nuestro Padre Celestial en las situaciones problemáticas, creyendo que todo es Amor de Dios.

Diócesis Málaga

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