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“Cómo ser agradecido”

D. Antonio Dorado // F. HERNÁNDEZ
Publicado: 11/06/2019: 5120

El sacerdote José María Ramos Villalobos recuerda la figura de D. Antonio Dorado, una memoria agradecida por su tarea en la Diócesis de Málaga.

No hacen falta muchas cosas para pasar un buen rato que llene a uno de alegría y cercanía a los compañeros que tanto nos están enseñando. Y uno de esos momentos fue el regalo que Dios nos hizo a un grupo de fieles de nuestra Diócesis de Málaga en el Aula del Rectorado de la Universidad de Málaga en la presentación de 2Al servicio de Dios y del hombre: Antonio Dorado Soto" (Editorial PPC).

Estar cerca y escuchar a unas personas que con su sabiduría y coherencia nos acercaron a la persona de nuestro querido Don Antonio Dorado Soto. Qué alegría oír a Alfonso Crespo hablar de Don Antonio con sencillez y profundidad. Qué gran colaborador fue de nuestro D. Antonio como Vicario General. Cómo supo aprender de él y ofrecerle sus servicios. Cómo nos comunicó anécdotas que nos descubrieron, aún más, la grandeza del Obispo.

Qué alegría oír a la Profesora de la Universidad hablando de Don Antonio. Cómo afirmaba que le debía mucho en su vida espiritual, su grandeza de espíritu y su confianza al depositar en ella su ingreso como profesora de la Universidad de Málaga. Agradecer en vida es fácil, agradecer después de muerto es de grande de alma.

Qué alegría escuchar a Juan Antonio Paredes hablando de su amigo, compañero, colaborador, hombre de confianza… de su Obispo Don Antonio. Creo que mejor que él nadie conocía a Don Antonio. Tuve la suerte de tener algunas comidas entre los tres y escuchar cosas geniales, contadas por Juan Antonio, sobre la personalidad de D. Antonio.

Su libro es fiel reflejo de un evangelizador incansable. De un obispo de la escuela de san Pablo VI. Un obispo incansable que confirmaba por la mañana en Maro y por la tarde en Cortes. Agotaba al más fuerte y él no tenía prisa para saludar a todos.

El libro es un repaso, serio y fundamentado, de la labor de Don Antonio entre nosotros. Leer sus capítulos es volver, con añoranza, a aquellos años que sembraron tanta ilusión en nuestra Diócesis.

Gracias Juan Antonio, que desde la Estrella has hecho brillar con luz propia, para que no se apague su luz, a este gran Pastor.

Y gracias a Don Antonio Dorado Soto porque, desde la casa del Padre, estoy convencido de que seguirás orando por tus sacerdotes, que para él éramos sus compañeros. Gracias por tu cercanía, tu sonrisa. Y, si me permites un consejo, pide perdón al Señor por ser “tifosi” de un club distinto a los colores de los boquerones. Abrazos virtuales, D. Antonio.

José María Ramos Villalobos.

Diócesis Málaga

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