Entre sus recuerdos, «muchos compañeros, vivencias, la atención y el acompañamiento de los formadores... es un todo que hace que esa ilusión, ese descubrimiento de la vocación que tienes en tu corazón vaya madurando y llegando al momento en que le dices sí al Señor y lo confirmas delante de la Iglesia», expresaba el rector, quien recordaba de forma especial la priemra vez que habló con el rector para solicitar entrar en el Seminario: «recuerdo la mañana que llegué al Seminario, acompañado de mi párroco, y tuve la primera entrevista con quien era antonces el rector, Alfonso Fernández-Casamayor, y todas las que siguieron hasta que me dijo haz la maleta y sube».

En apenas un mes, la Iglesia de Málaga acogerá en la Catedral la ordenación de cinco nuevos diáconos, que recibirán el sacerdocio el año próximo, «es parte de la responsabilidad que tiene este cargo. Ahora estoy al servicio de quienes serán los servidores de la Iglesia de Málaga. El diaconado tiene ese sentido especial de servicio. Cuando me decidí a entrar al Seminario, el sacerdote que me acompañaba me decía (y no lo olvidaré en la vida) que, en el día de la ordenación, cuando el Obispo pregunta al rector "sabes si son signos", sabemos que nunca somos dignos del don que recibimos. La Iglesia constata que tenemos las condiciones necesarias, pero no somos dignos del don que recibimos, es un don del Señor que se hace grande en nuestra vida». 

A pocas horas antes de recibir a los seminaristas, les lanzaba este consejo: «que sigan confiando en el Señor, que al final esta tarea la lleva Él. Vamos a seguir ayudándoles como lo ha estado haciendo el rector Antonio Eloy Madueño y el vicerrector Fernando Luque, y todo el equipo, para que sigan profundizando y se sigan conformándose con Cristo Pastor. Mi deseo es que la frase que preside la Capilla del Buen Pastor (Pastor bone fac nos bonos pastores) la lleven en su corazón para hacerla vida en medio de las comundades, que es lo que siempre nos ha enseñado este Seminario de Málaga. 

En la entrevista también participaron los cinco seminaristas de último curso: Aaron Benzaquen, Juan Manuel Caracuel, Eduardo Muñoz, Rafael López y Santiago Bremermann.