NoticiaPatrimonio La iglesia de Casarabonela concluye su restauración Publicado: 29/09/2015: 19907 La parroquia de Santiago, en Casarabonela, concluyó el pasado mes de agosto su restauración, tras un año de obras. El párroco José Luis Bellón tomó posesión de dicha parroquia el 30 de agosto, justo el día en que la iglesia abría sus puertas por primera vez tras las obras. Fue Aureliano Martín, el anterior párroco, quien vivió todo el proceso. «Las obras han durado un año porque se ha seguido celebrando el culto en la parroquia, así que han ido un poco más lentas las obras», afirma Pablo Pastor, arquitecto técnico y director de las obras. Según Pastor, las obras realizadas han consistido en el arreglo de las cubiertas, las fachadas del templo y el interior. Con respecto a las cubiertas, se ha procedido a la reparación de todas las cubiertas de la Iglesia a excepción de la nave de la Epístola que fue reparada por la diócesis en el año 2003. El criterio de la actuación ha sido mantener la estructura de madera original mudéjar en la cubierta, reparando, restaurando o sustituyendo por madera los elementos irrecuperables. Y en cuanto a las fachadas, la actuación ha consistido en la reconstrucción y la reposición de las cornisas de ladrillo; la reparación de grietas, la reparación o sustitución de las carpinterías y cerrajerías; la restauración de la portada de piedra de la iglesia y la pintura a cal. En el interior se han reparado la solería de mármol y se ha realizado la pintura interior del templo. Es curioso que «durante la restauración de las fachadas, han salido a la luz las decoraciones barrocas del siglo XVIII en la portada lateral de la nave del Evangelio, tapiada en la actualidad, así como la decoración exterior de la capilla Sacramental, habiéndose restaurado por parte de la Diócesis la de la portada de la nave lateral y la del exterior del Camarín de la Capilla Sacramental«, explica el director de las obras. Historia La parroquia fue fundada en 1505 por el arzobispo de Sevilla Don Diego de Deza y confirmada en 1510 por la bula del pontífice Julio II. La iglesia se realizó dentro de las normas del gótico-mudéjar final en transición al renacimiento, con acusado carácter mudéjar como lo demuestra su armadura de madera en tirantes de lazo oculta bajo sus bóvedas actuales, restaurada por el maestro mayor Pedro Díaz de Palacios, con fecha Noviembre de 1606. La iglesia es reformada en el siglo XVIII, desmontando las armaduras mudéjares, elevando los muros de las naves central, laterales y Presbiterio, así como añadiéndole un el último cuerpo de campanas a la torre. En este periodo se construye el coro alto y la actual capilla Sacramental de importantísimo valor artístico. Esta capilla exteriormente se adorna con un revoco de cal simulando aparejo de ladrillo y tapial así como un rico adorno en la pared del camarín con una cruz con calvario, el sol y la luna, que permanecieron vistos hasta la década del os años 40 de la centuria anterior y que han salido a la luz en las actuales obras. Dicha iglesia consta de tres naves separadas por arcos de medio punto sobre diez pilares cuadrangulares, la nave central se cubre con bóveda de medio cañón. La capilla mayor es rectangular con bóveda elíptica sobre pechinas con muro recto que abre un camarín cubierto de nervios en yesería, en dicha capilla existía tribuna la cual debió desaparecer a finales del siglo XVII por la reforma que se efectuó para elevar la nave central. En el camarín del altar mayor se encuentra la importante Virgen del Rosario, Patrona del Municipio, obra en madera policromada de escuela vallisoletana de la segunda mitad del siglo XVIII. La capilla del sagrario construida anexa en el siglo XVIII viene a constituir por su complejidad un pequeño templo independiente dentro de la iglesia de un gran valor arquitectónico, con una decoración muy similar a la Capilla de la Virgen del Rosario de la Iglesia de Santo Domingo de Antequera En el exterior la portada de los pies combina mármol rojo de Antequera y negro de Mijas. Tiene arco de medio punto entre pilastras toscanas dobladas que soportan entablamento y frontón partido enrollado, en cuyo centro aparece un óvalo con peinetón que encierra una cruz. La torre presenta cuatro cuerpos de planta cuadrada separados por impostas, rematándose en chapitel piramidal de tejas vidriadas. Durante la guerra civil desaparecieron muchas imágenes y piezas de gran valor, que fueron quemadas o robadas. Pero aún conserva una importante colección de orfebrería religiosa en plata que va desde el siglo XVI hasta nuestros días. El edificio dispone de un jardín parroquial que ha sido restaurado y abierto al público en horarios de visitas de la iglesia, al igual de un museo de arte sacro que conserva magníficos ejemplares en platería, libros manuscritos, casullas y tallas de considerable valor artístico.