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Juntos por la paz, en el Vaticano

Publicado: 08/06/2014: 13118

El papa Francisco pidió este domingo a israelíes y palestinos –representados en los jardines del Vaticano por los presidentes Simón Peres y Mahmud Abbas— “valor para decir sí al diálogo y no a la violencia”, “para derribar los muros de la enemistad y tomar el camino del diálogo”.

El pontífice apeló a la memoria de los hijos caídos en el conflicto de Oriente Próximo para rogarles un nuevo esfuerzo y aseguró: “Para conseguir la paz se necesita valor, mucho más que para hacer la guerra”.

Tanto Peres como Abbas coincidieron en que sus respectivos pueblos desean “ardientemente” la paz. “Una paz entre iguales”, dijo el presidente israelí. “Una paz para nosotros y para nuestros vecinos”, insistió el líder palestino. Sólo se trató de un acto de encuentro y oración para invocar juntos la paz.

"Estamos aquí israelíes y palestinos, judíos, cristianos y musulmanes, para ofrecer nuestra oración por la paz en Tierra Santa". Los presidentes de Israel, Simon Peres, y de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Abu Mazen, han participado este domingo en los Jardines Vaticanos en la oración por la paz en Oriente Medio promovida por el papa Francisco.

"Para lograr la paz se necesita más valor que para hacer la guerra", ha subrayado el pontífice argentino al final de la celebración, quien ha añadido que "más de una vez hemos estado próximos a la paz, pero el maligno con distintos medios ha logrado impedirla".

Por primera vez en 66 años de conflicto se exploraba el camino de la paz desde el punto de vista religioso. El primero en llegar fue Peres a las 18:10 hora local (16:10 GMT), a quien el papa dio un abrazo de bienvenida, y 20 minutos más tarde llegó el presidente palestino. El papa pudo conversar así en privado unos minutos con Peres y después también lo hizo brevemente con Abás, a quien dio un beso y un abrazo.

"La paz no se consigue fácilmente. Debemos esforzarnos para lograrla. Pronto. Incluso si requiere sacrificios o compromisos", ha enfatizado Peres, que fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz junto a Isaac Rabin y Yasser Arafat en 1994. "Debemos poner fin a las lágrimas, a la violencia, al conflicto. Todos necesitamos paz. Paz entre iguales".

ORACIÓN POR LA PAZ

La intervención de Jorge Mario Bergoglio fue una llamada a la responsabilidad de los dirigentes: “Señores presidentes, el mundo es un legado que hemos recibido de nuestros antepasados, pero también un préstamo de nuestros hijos: hijos que están cansados y agotados por los conflictos y con ganas de llegar a los albores de la paz; hijos que nos piden derribar los muros de la enemistad y tomar el camino del diálogo y de la paz, para que triunfen el amor y la amistad. Muchos, demasiados de estos hijos han caído víctimas inocentes de la guerra y de la violencia, plantas arrancadas en plena floración. Es deber nuestro lograr que su sacrificio no sea en vano. Que su memoria nos infunda el valor de la paz”. El papa Francisco insistió en la importancia de un reto impostergable: “Para conseguir la paz se necesita valor, mucho más que para hacer la guerra. Se necesita valor para decir sí al encuentro y no al enfrentamiento; sí al diálogo y no a la violencia; sí a la negociación y no a la hostilidad; sí al respeto de los pacto y no a las provocaciones; sí a la sinceridad y no a la doblez. Para todo esto se necesita valor, una gran fuerza de ánimo”.

Tanto Peres como Abbas parecieron recoger el testigo. El presidente israelí, dijo a modo de legado: “Dos pueblos –los israelíes y los palestinos— desean todavía ardientemente la paz. Las lágrimas de las madres sobre sus hijos están todavía sobre nuestros corazones (…). En esta conmovedora ocasión, desbordante de esperanza y llena de fe, elevamos con su santidad una invocación por la paz entre las religiones, las naciones, las comunidades, entre hombres y mujeres. Que la verdadera paz se convierta en nuestra herencia pronto y rápidamente”.

Por su parte, el presidente palestino, que coincidió con Simón Peres en sus elogios a la autoridad moral del papa Francisco, convirtió su discurso en una oración: “Te suplico, oh Señor, en nombre de mi pueblo, el pueblo de Palestina –musulmanes, cristianos y samaritanos— que desea ardientemente una paz justa, una vida digna y la libertad; te suplico, oh Señor, un futuro próspero para nuestro pueblo, con libertad en un estado soberano e independiente. Concede, oh Señor, a nuestra región y a su pueblo seguridad y estabilidad. Salva nuestra ciudad bendita Jerusalén”.

El encuentro se ha cerrado con un abrazo y un intercambio de besos entre Peres y Abbas bajo la mirada complacida de Bergoglio. Luego, han plantado un olivo y se han retirado a la Academia de las Ciencias del Vaticano para hablar, ya en privado, del camino, todavía cerrado y lleno de trampas, que pretenden abrir de nuevo.

 

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