NoticiaHistoria de la Iglesia Los Papas del Renacimiento (I) Publicado: 28/02/2016: 7787 Asistimos a una época de debilitación de la autoridad pontificia. A partir de Avignon, el papado pierde su universalismo. Los ingleses ven en el Papa a un francés y no a un Papa (Guerra de los Cien Años). Con ocasión del Cisma de Occidente, la Cristiandad queda dividida en la obediencia a los diferentes papas, que incluso se excomulgan mutuamente. La teoría conciliar (conciliarismo) restará autoridad y prestigio al Pontificado romano. Los “fratecelli” y la extrema derecha franciscana atacan al papado y a Roma. En este ambiente de hostilidad al papado, aparecen los llamados “Papas del Renacimiento”. Son generalmente personalidades brillantes, cultos, distinguidos, pero más príncipes que sacerdotes, excelentes políticos, administradores e incluso guerreros que declaran la guerra a potencias católicas. Amantes del arte, verdaderos mecenas, pero a veces faltos de un auténtico espíritu religioso, fueron dos sus grandes preocupaciones políticas: La primera fue la organización, a nivel europeo, de una cruzada contra los turcos que amenazaban al Oriente cristiano. Y la segunda fue la defensa del Estado Pontificio y el empeño de enriquecer Roma con grandes obras de arte. Desgraciadamente, olvidaron la reforma de la Iglesia. Cometieron un grave error al practicar el llamado nepotismo, esto es, nombrar cardenales sin verdadera vocación religiosa, a los miembros de su propia familia. De esta manera, el Sacro Colegio Cardenalicio, en su conjunto dejaba mucho que desear. La culpa no estaba en los cardenales, sino en el Papa, que nombraba personas indignas que, a su vez, en futuros cónclaves, votarían como papas a personas poco ejemplares. Teóricamente, estos papas deseaban una reforma en la Iglesia, pero no lograron llevarla a cabo, pues sus intereses se centraban en asuntos meramente terrenales, olvidando lo esencial que era una radical reforma “in capite et in membris”.