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Sara Lumbreras: «la revolución tecnológica necesita desesperadamente los valores del cristianismo»

Sara Lumbreras, profesora titular en la Escuela de Ingeniería (ICAI) de la Universidad Pontificia Comillas y codirectora de la Cátedra de Ciencia, Tecnología y Religión
Publicado: 06/02/2024: 16983

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Sara Lumbrera Sancho es profesora titular en la Escuela de Ingeniería (ICAI) de la Universidad Pontificia Comillas y codirectora de la Cátedra de Ciencia, Tecnología y Religión En las próximas Jornadas de Teología y Mundo Actual que organiza el CESET para los días 16 y 17 de febrero reflexionará sobre “El reto tecnológico: la cuarta revolución industrial”. Para solicitar la inscripción, escribir a info@ceset.edu.es.

Desde su ámbito de estudio, ¿qué signos ve de que no estamos en una época de cambio, sino en un cambio de época?

Hay muchos, pero quizá el principal con el que nos encontramos es el de los avances en inteligencia artificial; el que hayamos llegado a automatizar tareas que hasta hace bien poco creíamos que solamente podían desarrollar los seres humanos. Esta realidad está cambiando completamente el paisaje y va a provocar cambios sin precedentes en el mercado de trabajo. También transformará la forma en la que estudiamos, investigamos, hacemos arte o practicamos la medicina. Estos impactos van a ser probablemente mucho más profundos que las revoluciones tecnológicas previas que hemos vivido.

Es lo que usted llama la Cuarta Revolución Industrial

Es un término que propuso en 2016 Klaus Schwab, del Foro Económico Mundial. La idea es que habríamos vivido varias revoluciones industriales desde la primera, con el motor de vapor, y a esta cuarta lo que le caracteriza es que realizamos una fusión de tecnologías: por un lado las herramientas digitales y, por otro, las herramientas físicas o biológicas, que todavía nos quedan muchas cosas por ver. El avance en robótica, en la gestión de la producción de la energía, en la agricultura e incluso en la edición genética nos van a permitir llegar a ámbitos que todavía no podemos comprender.

¿Y qué puede aportar el cristianismo a esta revolución?

Algo que necesita desesperadamente, que son los valores y una finalidad. Estamos empezando a ver las potencialidades y las amenazas por lo que se hacen muy necesarias las guías éticas. No solamente para la utilización de las herramientas, sino también para su desarrollo, para poder focalizarnos en lo que nos ayuda a ser mejores a nivel individual y también a nivel social.

Estamos todos muy a la expectativa en torno a lo que va a pasar con el Acta de Inteligencia Artificial de la Unión Europea, por ejemplo; pero vamos a necesitar mucho más que esto. Vamos a necesitar guías concretas sobre cómo aplicar estos desarrollos en nuestras vidas, en la vida de las empresas, etc. Por dar ejemplos muy concretos, Chat GPT y el resto de inteligencias artificiales generativas, que son las que más nos han sorprendido en los últimos años, han cambiado completamente cómo se estudia y cómo se trabaja en las universidades. De las cosas que más necesitamos son guías éticas sobre cómo aplicar la herramienta para hacernos crecer, para que los estudiantes aprendan mejor y no al contrario, que es una posibilidad real bastante grande.

Y esta revolución ¿Qué puede aportar a la Iglesia? ¿Cómo podemos desde la Iglesia servirnos de ella?

Ni desde la Iglesia ni desde ninguna organización se debería dar la espalda a estos avances porque tenemos que integrarlos para poder mantenernos en el mundo. La Iglesia tiene que estar en el mundo y como parte de estar en el mundo está el conocer lo que el mundo está cambiando. Este sería el punto de partida, pero luego hay que descubrir que las nuevas herramientas nos presentan potenciales extraordinarios para las metas de la Iglesia. Por ejemplo, podemos optimizar el uso de recursos de una manera nunca vista. Podemos automatizar algunas tareas, optimizar esta gestión, por ejemplo, en Cáritas. También podemos emplear la inteligencia artificial en la pastoral para identificar a personas en riesgo, hay gente que ha desarrollado inteligencias artificiales que recomiendan lecturas de pasajes de la Biblia… Esto no quiere decir que vayamos a cambiar la empatía o la compasión humanas, que son insustituibles, pero digamos que hay herramientas que podemos utilizar para acercarnos más a las personas cuando hay mucho que hacer y no llegamos a todo. Y también nos pueden inspirar para comprender de manera más profunda lo que es el ser humano. A mí hay una investigación que me parece muy interesante, por ejemplo, dentro de la teología, de cómo revisitar la idea del “imago Dei”, del ser humano como imagen de Dios, teniendo en cuenta lo que las máquinas pueden y no pueden hacer. Desde ese punto de vista, también la tecnología nos trae una nueva inspiración para hacer teología que siga reflejando lo que nosotros sabemos del mundo.

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Antonio Moreno Ruiz

Periodista y portavoz de la diócesis de Málaga

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