Nazareno que robas corazones en la noche de primavera. Nazareno que paciente escuchas las oraciones tras las rejas. Nazareno que eres luz que alumbra mi camino y mi destino: verdad para el que quiere escuchar de tus labios lo que es tan necesario que tan siquiera tienes que abrir los oídos. Porque es ver tu rostro, tus ojos, tus manos... esa corona de espinas que con tanta maldad te clavaron. La sangre que aún fresca recorre tu cara y muere en tus labios, se me clava en esta noche como puñales afilados.

Nazareno, que de la muerte ya me has salvado. Dame el valor y la fuerza para estar siempre a tu lado. Y que cuando llegue la hora de juzgar a buenos y malos, solo salga de mi boca esta oración que redima mis pecados.

Padre Jesús Nazareno, llévame siempre a tu lado.

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