NoticiaHistoria de la Iglesia Los magos adoran a Jesús Historia de la Iglesia Publicado: 05/01/2018: 3690 El evangelista Mateo (2, 1-12) narra la historia de unos Magos venidos de Oriente para adorar a Jesús Niño. Los protagonistas de este relato evangélico son los Magos. La palabra “magos” no significa que estos personas ejercieran la magia o la hechicería. A los sacerdotes persas se les llamaba magos; estaban muy instruidos en astronomía y astrología y eran consultados por los reyes persas, pues eran considerados como poseedores de una ciencia oculta. ¿Serían nuestros magos sacerdotes persas o astrólogos babilonios? No lo sabemos. Desconocemos la patria de estos Magos. Venían del Oriente, bien de Mesopotamia, de Babilonia o de Persia. Muchos afirman que estos Magos procedían de Arabia, pues los presentes que ofrecen a Jesús son todos productos de Arabia. Se ha discutido mucho sobre el número de los Magos que adoraron a Jesús. La tradición más antigua sostiene que eran tres y se fundamenta en el número de los regalos: oro, incienso y mirra. El “Evangelio Armenio de la Infancia” (apócrifo) asegura que eran tres: Melkon, rey de los persas; Gaspar, rey de los indios; y Baltasar, rey de los árabes. La “Versión etiópica del Protoevangelio” también consigna el número de tres. La tradición oriental refiere que los Magos eran doce. Los armenios llegan a decir que eran quince. En las Catacumbas aparecen, dos, tres y cuatro. Finalmente, ha prevalecido el número de tres. Desde el siglo XII, según la tradición, sus restos descansan en la Catedral de Colonia, donde aún son venerados. Los “Apócrifos de la Natividad” narran, con gran imaginación, el relato evangélico. El “Libro de la Infancia del Salvador” relata la duda de san José sobre los Magos y, convencido finalmente de que son enviados de Dios, José les ruega que permanezcan con él durante todo un día. En el grupo de los “Apócrifos de la Infancia” destaca el “Evangelio Armenio de la Infancia”. Narra que, un ángel del Señor marchó a Persia y ordenó a los Magos que fueran a adorar al Recién Nacido; caminaron durante nueve meses y llegaron en el mismo momento en el que María empezaba a ser Madre. La estrella jugó un importante papel en la travesía de este peligroso viaje. Para nosotros los cristianos, los Magos nos dan una prueba de que es posible conciliar la ciencia con la fe: a través de la ciencia tal como ellos la entendieron, llegaron al encuentro y a la adoración del verdadero Dios.