NoticiaHistoria de la Iglesia La cultura en la España visigoda Publicado: 01/09/2014: 6381 Desde la conversión de Recaredo puede afirmarse que la casi totalidad de la población hispánica es católica. Por consiguiente, la cultura de esta época ofrece en España una dimensión religiosa muy notable, que llegó incluso en naciones vecinas. Una muestra de lo afirmado fue el llamado rito mozárabe o visigótico, que aunque tiene raíces muy antiguas, fue adoptado como oficial en el Concilio IV de Toledo (633). Un rito muy diferente al romano y con un claro sabor oriental. Rito grandilocuente, brillante y barroco. El calendario difiere del de Roma: el Adviento tenía seis semanas y la Cuaresma otras seis. En la misa, la hostia se fraccionaba en nueve partes, colocándolas en forma de cruz; el Credo se cantaba después del Padre Nuestro. Largas oraciones y cánticos; un ceremonial muy rico. El rito visigótico, gran aportación a la liturgia de la España visigoda, fue suprimido, siglos después por Gregorio VII (1073). La floración de obispos escritores en la España de los siglos VI y VII es notable. La Península Ibérica se convirtió en una potencia cultural en la Europa de la época. Este importante número de obispos gozaba de gran autoridad espiritual y temporal al ser los hombres más cultos y mejores conocedores del pueblo. Hubo figuras eminentes como el obispo de Mérida, Massona (570-606), perseguido por su fe, presidió el Concilio III de Toledo; persona de gran cultura que muere con fama de santo. El obispo San Martín de Braga (510-580), gran canonista, nacido en Panonia (Hungría). Los monjes españoles existentes en Palestina le convencieron de ir a España para convertir a los nuevos, entonces arrianos. Llegó a Galicia, donde fundó varios monasterios. Sus escritos fueron muy numerosos. El más importante es “Formula vitae honestae” dedicado a los gobernantes; muy influido por Séneca, el autor hace una exposición de las cuatro virtudes cardinales. Menos conocido, pero cercano a nuestra diócesis, fue el obispo Severo de Málaga. Dotado de gran erudición en lo sagrado y en lo profano. En el 578 fue nombrado obispo de Málaga y muere en el 601. Sus escritos “Correctorium” y “Anulus” no se conservan. Conocemos su existencia y contenido por san Isidoro. El “Correctorium” es una reprensión a Vicente de Zaragoza que se ha pasado el arrianismo. En el “Anulus” trata sobre la virginidad y lo dedica a su hermana. Muy celebrado por sus escritos es san Ildefonso de Toledo (600-665), de familia noble. Ingresó en el monasterio de Agali (cerca de Toledo). Elegido abad estuvo presente en los concilios VIII y IX de Toledo, firmando sus actas. Elegido obispo en el año 657. Su obra fundamental “De virginitate Sanctae Mariae” constituye un excelente tratado sobre la Madre de Dios. Escribe también sobre el bautismo, obra de gran interés para la historia de la celebración del bautismo en España. Es san Ildefonso el primer mariólogo español. Es necesario recordar la figura de san Leandro de Sevilla (540-600), nacido en Cartagena: gran amigo del papa Gregorio Magno. Más que por sus escritos destaca por sus hechos. Fue el alma del Concilio III de Toledo. Escribe una obra dedicada a su hermana Florentina “De institutione virginum” y otra “Contra los arrianos”. Su estilo literario es superior al de su hermano Isidoro; destaca por su finura y elegancia. Podríamos citar hasta treinta ilustres escritores de la Iglesia visigótica. Terminamos recordando al más grande de todos: san Isidoro de Sevilla (560-636). Original pensador y sintetizador. Presidió el Concilio IV de Toledo. Fue un gran pastor en su diócesis, lo que no le quitó tiempo para dedicarse al estudio y a la composición de sus numerosos escritos. No es un creador de ideas originales, pero dada su erudición, fue un gran compilador y transmisor del saber de la antigüedad. Reunió una magnífica biblioteca e impulsó las escuelas episcopales, que junto a las parroquiales y monásticas, hicieron posible la formación cultural y teológica de muchos obispos, abades, clérigos y laicos. Su obra más conocida y difundida fue “Las etimologías”, dedicada al rey Sisebuto. Es una obra enciclopédica. Como indica el título de la misma, a partir de la etimología de una palabra, estudia y analiza un tema. Consta de 20 libros en los que trata toda clase de cuestiones, ya sagradas, ya profanas. Fue la obra más leída por los maestros de la Alta Edad Media europea. Escribió San Isidoro otros muchos tratados sobre Teología, Sagrada Escritura, Liturgia… Muy celebrados fueron sus escritos sobre Historia: su “Chronicon” es una breve historia universal que abarca hasta el año 615. De gran interés para conocer parte de la historia de nuestra patria es la “Historia de los godos, vándalos y suevos”, precedida del célebre prefacio “Laude de España”, donde exalta “la venturosa España, madre y príncipe de pueblos… como reina de todas las naciones”. Con san Isidoro se cierra el ciclo de los Padres de la Iglesia en el Occidente cristiano. La cultura visigótica e isidoriana perdurará en España durante siglos (hasta la época de Alfonso X el Sabio) y la aportación de la misma a Europa será un claro precedente del posterior Renacimiento Carolingio (siglo IX).