En 1884 se descubrió un manuscrito, incompleto en su comienzo y en su final, el nombre del autor, sin el título de la obra. Tras serias investigaciones, la crítica identificó a la autora: una ilustre dama gallega, de familia distinguida, llamada Egeria, de la que se sabe muy poco y que escribió un "Itinerarium" hacia fines del siglo IV (383?). Su obra está redactada en un latín vivo y muy de su tiempo, plagado de grecismos.

Egeria, mujer profundamente piadosa (sanctimonialis virgo) envía a sus "hermanas" una descripción de los lugares bíblicos que visita y de las celebraciones litúrgicas a las que asiste. Por esta razón, su "Itinerarium" es un documento sumamente interesante desde un punto de vista topográfico, bíblico, litúrgico, eclesiástico e histórico.

Describe cuatro viajes: desde el Sinaí a Jerusalén, la visita al Monte Nebo, una peregrinación a Idfumea y un recorrido por Mesopotamia. En todos estos viajes, Egeria visita monasterios, es acogida con gran afecto por monjes, sacerdotes y obispos. A veces es acompañada en lugares peligrosos por una escolta oficial.

La descripción que hace de Jerusalén es muy interesante; el conjunto del Santo Sepulcro está dividido en tres espacios: la "Anástasis", lugar de la sepultura de Cristo y de su resurrección; la "Crux", el montículo del Calvario, y el "Martyrium", el templo constantiniano. Describe el Monte de los Olivos (Eleona) donde hay una bella iglesia, la cima de este Monte (Imbomon) lugar de la Ascensión y el "Lazareum" lugar del sepulcro y resurrección de Lázaro. En Belén, contempla la gruta del nacimiento de Jesús y la magnífica basílica de Constantino.

Para la historia de la liturgia cristiana de la época, ofrece gran interés la descripción de la celebración del domingo, de la Epifanía, de la Semana Santa o Semana Mayor, de Pentecostés y del rito del bautismo.

Todo este conjunto de informaciones sobre los Lugares Santos, la Liturgia y la Vida Monástica, convierten el "Itinerarium" en un documento único y de excepcional interés.