Durante cinco días han realizado las etapas correspondientes del camino para poder ganar la Compostela que se otorga a aquellos que caminen hacia la tumba del apóstol al menos 100 km.

En palabras del párroco, Manuel Jiménez, «ha sido una experiencia preciosa de encuentro con el Señor, con la comunidad y con otros peregrinos que nos hemos ido encontrando. El camino requiere un gran esfuerzo físico pero, como decía una de las peregrinas, “el Espíritu Santo nos va ayudando”. Han sido cinco días para darnos cuenta de las capacidades físicas y espirituales que tenemos y de que el Señor nos hace fuertes cuando nos sentimos débiles. Meditar, compartir, rezar, cantar, reír, llorar, celebrar la eucaristía del peregrino... ¡son tantas experiencias las que se viven y que han reforzado el sentimiento comunitario!»

El domingo de la Santísima Trinidad, los peregrinos de la parroquia de Los Boliches entraron en la plaza del Obradoiro cantando la Salve Marinera para pasar a darle el abrazo al santo y rezar ante los restos del apóstol.