Rafael Domínguez es feligrés de Santa María Estrella de los Mares, en Guadalmar, y padre de familia. Según él mismo afirma, “hacer el Camino de Santiago era algo que siempre había deseado, pero no encontraba a nadie que me acompañase para hacerlo a pie.”Hace unos años se lo comentó a un amigo y el verano siguiente comenzaron a realizarlo por etapas. “El año 2008 nos planteamos hacer el trayecto León-Santiago, y así lo hicimos. Lo mejor, la llegada a Santiago, entrar en la catedral siendo peregrino no tiene comparación. He estado de turista y de peregrino y lo que eres capaz de sentir, por ti mismo y lo que ves en las personas que han compartido contigo el camino, es algo muy emocionante. Entre las etapas más recordadas, está la llegada a O Cebreiro, que tiene mucho contenido, y destaca por la dureza de la etapa y por el significado de la misa celebrada allí”.

CAMINO COMPARTIDO

En 2009, realizaron el inicio del camino francés en siete etapas, desde St. Jean Pied de Port hasta Logroño. Recuerda la dureza de cruzar los Pirineos y la preciosa misa en la capilla de Roncesvalles. Tras cada una de las peregrinaciones, Rafael y su amigo reciben a sus respectivas familias y disfrutan juntos de los lugares de destino. “Este año espero que podamos hacer Logroño-León y así cerrar el recorrido, así está previsto. Comenzamos el 10 de julio, aunque es un año complicado por la cantidad de personas que acudirán al ser año jacobeo”.Entre sus esperanzas se encuentra poder hacer el camino, en años futuros, con algunos de sus tres hijos. Lo más bonito del Camino, para él, es “el contacto con personas de todo el mundo. Es algo realmente enriquecedor. A veces vienen del sitio más inesperado y te entiendes con ellos como puedes. Pero hay algo detrás que nos hace a todos movernos por un mismo fin”.