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María de Magdala, la primera apóstol

Magdalena Penitente, Museo del Prado
Publicado: 22/07/2023: 10135

Magdalena

Santa María Magdalena (22 de julio) es, por conocido, uno de los más desconocidos personajes del Evangelio. En el imaginario colectivo aparece como prostituta, pecadora pública, adúltera... cuando nada de eso se dice de ella en la Biblia. Sí aparece, en cambio, como la primera en recibir y en anunciar la Buena Noticia de la Resurrección

A María Magdalena se la identifica con muchas imágenes falsas. ¿De dónde proviene este error? En primer lugar, de la confusión con otra María, la de Betania, que unge los pies del Señor y los seca con sus cabellos, gesto que, en otro pasaje evangélico, realiza una anónima “pecadora”. Además, la popular película “La Pasión” de Mel Gibson, basada en las visiones místicas de Ana Catalina Emmerick, la presenta como la adúltera salvada in extremis por Jesús de ser lapidada.

Controversia aparte, lo que sí nos dicen los textos sagrados de María Magdalena es que el Señor echó de ella “siete demonios”. A este respecto, Benedicto XVI explica que el número siete en lenguaje bíblico expresa totalidad, por lo que la expresión quiere decir que Jesús «la salvó de un total sometimiento al maligno. ¿En qué consiste esta curación profunda que Dios obra mediante Jesús? Consiste en una paz verdadera, completa, fruto de la reconciliación de la persona en ella misma y en todas sus relaciones: con Dios, con los demás, con el mundo. En efecto, el maligno intenta siempre arruinar la obra de Dios, sembrando división en el corazón humano, entre cuerpo y alma, entre el hombre y Dios, en las relaciones interpersonales, sociales, internacionales, y también entre el hombre y la creación. El maligno siembra guerra; Dios crea paz».

Los evangelistas coinciden en señalar también que María Magdalena estuvo al pie de la cruz, que asistió al entierro del Señor, que acudió al sepulcro a primera hora de la mañana de Pascua encontrando al Resucitado y anunciando posteriormente la Buena Noticia a los apóstoles. En este sentido, san Juan Pablo II afirmó de ella que el Resucitado «quiso mostrar su cuerpo glorioso ante todo a ella, que había llorado intensamente por su muerte, para recordarnos que precisamente a quien contempla con fe y amor el misterio de la pasión y muerte del Señor, se le revela la luminosa gloria de su Resurrección. Así María Magdalena nos enseña que nuestra vocación de apóstoles se arraiga en nuestra experiencia personal de Cristo».

Apóstol de los apóstoles

La “apóstol de los apóstoles”, como la llamó santo Tomás de Aquino, es, según el papa Francisco, ejemplo para cada uno de nosotros porque ella «amó mucho». Siendo despreciada, «no dice “he fracasado”. Sencillamente, llora. Hay un momento en nuestra vida –concluye el pontífice– en el que sólo las lágrimas nos preparan para ver a Jesús».

El testimonio de esta gran mujer, la primera de los apóstoles, maltratada en vida e incluso por la historia, nos revela una gran verdad que nos llena de esperanza a los cristianos de a pie en medio de los sufrimientos diarios. Y es que, si lloras como una Magdalena, tienes una promesa: serás consolada.

Antonio Moreno Ruiz

Periodista y portavoz de la diócesis de Málaga

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