La parroquia de San Pedro, una de las más antiguas de la capital malagueña, cerrará sus puertas a partir de mañana lunes para someterse a una profunda reforma que se desarrollará a lo largo de los próximos tres meses y que está promovida por el Obispado de Málaga. Así lo confirmó a este periódico el párroco del templo, Alfonso Crespo, quien detalló que se trata de una obra prevista desde hace ya tiempo y que permitirá paliar los problemas de humedades y filtraciones que padece el templo, así como mejorar su instalación eléctrica. «Es una restauración austera, pero necesaria», manifestó Alfonso Crespo, quien confió en que la actuación pueda estar concluida, si no hay retrasos, para mediados del próximo septiembre.
Misas y bautizos.

Hasta entonces, las misas, y también algunos bautizos, se celebrarán en la capilla de la Archicofradía del Santísimo Cristo de la Expiración y María Santísima de los Dolores Coronada, que tiene un acceso independiente al templo. De este modo, las imágenes titulares de esta corporación no tendrán que ser trasladadas a otra iglesia, sino que seguirán recibiendo culto en sus capillas. El hermano mayor, Miguel Alfonso Gutiérrez, explicó que se colocará unos plásticos en las rejas que las separan de la parroquia para que el polvo de la obra de la iglesia no penetre en ellas. «Vamos a precintar la zona en la medida de lo posible para que el culto se pueda seguir desarrollando con normalidad», manifestó.

Las obras serán realizadas por la empresa Obras y Restauraciones Picaso bajo la dirección del arquitecto técnico Pablo Pastor, que con anterioridad ya ha coordinado los trabajos de restauración de templos como la iglesia de San Agustín y las parroquias de San Juan y San Felipe Neri, entre otros. Según informó el párroco, tienen un coste de unos trescientos mil euros que serán sufragados por el Obispado, junto con ahorros de la propia parroquia.
Trabajos.

El objetivo de los trabajos, según informó Pablo Pastor, es frenar el deterioro que presenta el edificio en su cubierta, muros ysuelos, afectados por la humedad, así como renovar la instalación eléctrica y la megafonía. Así, las obras prevén la renovación de todas las cubiertas del edificio, para impermeabilizarlas y protegerlas contra el ataque de xilófagos, el tratamiento y pintura de la fachada según el color primitivo que pueda descubrirse en las catas que se realicen con ese fin, la recuperación de pinturas murales del siglo XVIII que existen en cúpula de la capilla sacramental, la limpieza y reparación de las portadas de piedra -la del templo y la de las capillas de la Expiración-, la sustitución del suelo del templo por uno de mármol blanco y rojo, así como la colocación de un zócalo de mármol, la construcción de un nuevo presbiterio similar en proporciones al que existía antes de 1931 y al proyectado por el arquitecto Enrique Atencia a mediados del pasado siglo, la creación de una capilla bautismal en el arco situado frente a la sacramental, la pintura de todo el interior y la restauración de la carpintería (puertas y ventanas).