Porque el Señor continúa llamando a los jóvenes a seguirle, a través de las vocaciones de especial consagración, como el sacerdocio o la vida consagrada. El problema es que pocos jóvenes son capaces de escuchar esa llamada en un mundo que silencia a Dios, lo arrincona y lo solapa con miles de ofertas más "atractivas". Es necesario el acompañamiento de la Iglesia que, de diversas maneras, ayuda a los jóvenes a eliminar ruidos, para poder escuchar con mayor nitidez la voz del Señor, que continúa llamando a muchos. 

El problema no es la falta de vocaciones, pues el Señor sigue llamando, sino la falta de jóvenes que puedan escuchar esa llamada, porque es tal la cantidad de "ruidos" que pocos consiguen oírla. El Santo Padre, en su homilía durante la Misa con los seminaristas en la JMJ, les advertía del peligro de estos ruidos: "No os dejéis intimidar por un entorno en el que se pretende excluir a Dios y en el que el poder, el tener o el placer a menudo son los principales criterios por los que se rige la existencia". Muchos ya están comprobando que estos falsos ídolos tienen los pies de barro (la crisis tiene su parte positiva).  ¿Sabremos desde nuestras comunidades ayudarlos a no dejarse intimidar?

(Para contactar con las iniciativas vocacionales de la diócesis, escribir a vocacional@diocesismalaga.es)

Artículo de "Redacción" de la revista "Diócesis"