Ricardo, ¿cómo vivió la celebración?

Ha sido la sorpresa más grande que me han dado en la vida. Mientras hablo contigo me vuelvo a emocionar al recordarlo, fue estupendo. Además, en una fiesta tan bonita para la parroquia como la de nuestra titular, la Virgen del Carmen, y junto a una mujer tan buena como Concepción, de Colmenarejo. Fue tan tierno y alegre, una sorpresa tan grande que este recuerdo no lo voy a olvidar en mi vida. Es todo un honor haberla recibido.

¿Desde cuándo es usted parte de la parroquia?

Pues, en este templo, desde que se construyó en 2003, siendo párrocos Pepe y Manolo, y, antes, cuando celebrábamos los cultos en la ermita, también, así que desde hace más de 30 años. Yo soy manchego de nacimiento (de Ciudad Real) y llegué a Málaga hace 45 años. Tengo 78 y me considero un malagueño más porque quiero mucho a Málaga y sois todos muy buena gente. En Málaga vive una hija mía y otro hijo en Madrid, y tengo cinco nietos de 21, 20, 16, 14 y 12 años. Soy muy feliz y me siento muy querido en mi barrio de Campanillas.

¿Cuál es su labor en la parroquia?

Soy el sacristán y colaboro en todo lo que hace falta, estoy al servicio de todo lo que se me encomienda. Siempre al servicio de mi comunidad parroquial, que para mí es mi segunda familia, lo más importante que tengo.

¿Qué es para usted la parroquia?

Lo es todo porque en ella es donde he adquirido los valores y la formación espiritual y en ella es donde tengo contacto permanente con el Señor, que es importantísimo para mí. Estuve a punto de entrar en el Seminario, pero siempre he seguido la voz del Señor en mi vida y acudo allá donde veo que me llama. En la parroquia me siento como en mi propia casa. El Señor es todo para mí y me lleva a estar al lado del prójimo y hacer el bien donde esté. 

¿Cuál es su acción de gracias a Dios? 

Le doy gracias cada día que amanece, por darme los años de vida que me ha dado y estoy preparado, tanto espiritual como personalmente, para el día en que me llame a su lado. Soy muy feliz en Campanillas, donde todo el mundo me conoce y donde me siento muy querido y la celebración del otro día fue algo impresionante, una gran muestra del amor de Dios.