NoticiaMedalla Pro-Ecclesia Malacitana Manuel Soriano: «Me quedo dormido rezando el rosario» Publicado: 31/03/2022: 9325 Entrevista Manuel Soriano Jiménez es feligrés de la parroquia de la Purísima Concepción, en Alameda, y en ella recibió la Medalla Pro Ecclesia Malacitana concedida por el Sr. Obispo, D. Jesús Catalá, “por su gran generosidad y por su entrega dedicada a la parroquia”. Un día muy emocionante que no olvida. ¿Cómo recuerda la entrega de la Medalla? Fue muy emocionante. Me resultó raro que toda mi familia se sentara en los primeros bancos ese día, pero no me imaginaba lo que me esperaba. Me la entregaron el arcipreste, Francisco Sánchez, y el párroco, Miguel Antequera, en nombre del Sr. Obispo, y me dieron las gracias por todo lo que había hecho por la parroquia. Fue una sorpresa muy grande. ¿Desde cuándo colabora en la parroquia? Desde que tenía 10 años estoy colaborando. Primero como monaguillo, después empecé a leer las lecturas, a tocar las campanas… y sigo ayudando en todo lo que puedo. ¿Podría vivir usted sin su parroquia? Imposible. El señor ha estado siempre en el centro de mi vida. Voy todos los días a la Misa y todas las noches me quedo dormido rezando el rosario. De pequeño iba a Misa los domingos, con mi abuela y mi madre, a las 6 de la mañana; le llamaban la Misa Primera y era tan temprano para la gente que iba a trabajar al campo, como nosotros. Ahora tenemos como párroco a D. Rubén Montoya, que es muy bueno, y antes hemos tenido a D. Miguel Antequera, con el que hemos vivido momentos muy bonitos. Con todos los párrocos he ayudado en la parroquia en todo lo que he podido y lo seguiré haciendo mientras Dios me dé fuerzas. Y la revista de la Diócesis la leo todas las semanas porque me gusta enterarme de lo que pasa en la Iglesia. ¿Cuál es su acción de gracias a Dios? Le doy gracias a Dios por todo. Por la familia y por todo lo que he vivido. He trabajado mucho desde pequeño. Con siete años ya estaba repartiendo leche a las 6 de la mañana por el pueblo, pero he sido muy feliz. En Alameda estamos siempre muy pendientes unos de otros. A su lado está su hermana Ana. ¿Cómo recuerda usted aquel día, Ana? Fue muy emotivo para mi hermano y toda nuestra familia.Participó mucha gente porque a mi hermano lo quiere todo el pueblo. Siempre ha estado dispuesto para ayudar, desde pequeño y, con el párroco D. Miguel, vivió una etapa muy especial. Ahora necesita que lo cuiden y aquí estoy yo, y toda mi familia, para lo que él necesite. Es un hombre muy bueno y servicial y todos nosotros lo queremos muchísimo.