Vida DiocesanaMás que palabras

Catequista del nuevo proceso de catequesis

Publicado: 15/05/2012: 2698

Sin catequista no hay transmisión de la fe o catequesis. Necesitamos catequistas que sean testigos de esa fe y no simples transmisores de conocimientos de religioso. (cf. Jesús Catalá Ibáñez, Carta Pastoral, renovar la catequesis de infancia, nº 32).

Los catequistas no son voluntarios, sino cristianos que, habiéndose encontrado con Jesucristo, lo aman y le siguen.

Los catequistas no son las mamás o papás invitados u obligados a dar catequesis a sus hijos para que hagan la primera comunión; sino cristianos que han descubierto que su carisma dentro de la Iglesia es hacer resonar con pasión el mensaje de Jesucristo para que le sigan y le amen, como camino, verdad y vida.

Los catequistas no son aquellos que enseñan los que les parece de la fe, celebran la misa cuando tienen ganas y se confiesan directamente con Dios, practican de la fe lo que les interesa y rezan cuando toca; sino cristianos que van en nombre de la Iglesia, enseñando lo que la Iglesia cree, celebra, vive y reza.

Por eso, los catequistas del nuevo proceso de catequesis de infancia son aquellos que:

Preparan la catequesis con tiempo para reflexionar cómo vive lo que intenta transmitir. Pues saben que sólo se da lo que se tiene, y que nadie puede dar lo que no tiene.

Han entendido que la catequesis no se reduce a una hora, sino que se prolonga durante la semana. Pidiendo por los destinatarios cada día, sacando tiempo para hablar con los niños y los padres, revisando la propia catequesis para seguir mejorándola.

Han optado por hacer una catequesis “menos escolarizada” que parte de lo concreto y utiliza los medios que llegan más a los sentidos de los destinatarios. Así el catequista narra o cuenta su propia experiencia del mensaje que está transmitiendo; utiliza el templo partiendo de sus elementos litúrgicos para iniciar en la celebración de la fe; desarrolla el canto con gestos que al entrar por los oídos y la vista consigue que el mensaje se quede más grabado en la memoria; propone el signo (cruz, ambón, Biblia) como realidad concreta que ayuda a comprender mejor el mensaje que se está transmitiendo; realiza el gesto relacionados con los contenidos que favorecen aún más la comprensión y la participación.

Doy, gracias a Dios, por todos los catequistas de la diócesis que, sacando tiempo de donde no lo tienen, están haciendo un gran esfuerzo por adaptarse a estos nuevos medios, para hacer que la catequesis sea más un hacer “resonar” en el corazón el mensaje de la fe, y no tanto un entretener a los niños pintado dibujos y coloreando frases inacabadas.
 

Autor: Manuel Márquez Córdoba


Manuel Márquez Córdoba

Sacerdote diocesano.

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