DiócesisHomilías Mons. Dorado

Ordenación de presbíteros y diáconos

Publicado: 10/09/2005: 1056

S.I. Catedral

1.Saludo inicial.

Queridos sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas, convocados por el Señor
esta mañana a reuniros en la Catedral.  Especialmente mi pensamiento y mi corazón
se dirigen a vosotros que vais a ser ordenados de diácono o de presbítero y junto a
vosotros tengo muy presente a vuestras respectivas familias y comunidades cristianas,
parroquias y movimientos, que han sido testigos de Cristo que os han ayudado a crecer
en la fe y en el amor a Jesucristo.

Mi gratitud reiterada al Seminario que, como ha recordado Benedicto XVI a los
seminaristas reunidos en Colonia el pasado día 19 de Agosto, ‟más que un lugar es
un tiempo significativo en la vida de un discípulo de Jesús‶

La Iglesia particular de Málaga vive esta mañana un acontecimiento de fe
extraordinario, cuyo agente es el Espíritu Santo. Por su acción vuestras vidas van a
quedar configuradas en Cristo, Único Sacerdote y Pastor,  como presbítero y como
diácono suyo.. Ya nadie ni nada os podrá quitar, ni vosotros mismos tampoco, lo que
hace Dios en vosotros

El obispo os indicará lugar de la misión e, incluso, prioridades apostólicas a
tener en cuenta. Pero es el Señor quien os configura más con El para que participéis
de su sacerdocio ministerial que no es sólo envío para trabajar sino transformación de
vuestro ser.

El milagro se realiza esta mañana, ante la presencia de cientos de cristianos
reunidos en al Catedral.  Todos tenemos la misma fe, todos hemos recibidos el mismo
Bautismo y participamos de la misma Eucaristía. Rezaremos y cantaremos, ‟Envía tu
Espíritu, Señor‶ y junto a mí, como obispo, en oración silenciosa viviremos el gozo de
la fe que nos hace sentirnos tan cercanos a estos cinco jóvenes a los que impondré las
manos.

2. ¿Con qué espíritu debéis vivir el sacramento recibido, vosotros los
ordenandos?

San Pablo nos lo ha descrito en la primera de las lecturas proclamadas.

‟No nos acobardamos, al contrario, hemos renunciado a la clandestinidad
vergonzante, dejándonos de intriga y no adulterando la Palabra de Dios....
porque no nos predicamos a nosotros mismos, predicamos que Cristo es Señor
y nosotros, siervos vuestros por Jesús.‶

En un momento difícil de la historia, como es el nuestro, el Papa ha recordado
en Aosta, Italia, el pasado día 25 de Julio:

‟Tenemos que ser valientes, aunque la Palabra de Dios parezca sin
importancia histórico-política... En la crucifixión todo parece fracasado,
pero justo así, cayendo en tierra, muriendo, sobre el camino de la cruz,
da fruto para cada momento, para todos los tiempos.‶

El ambiente puede ser indiferente e, incluso hostil. Pero tenemos claro que
nuestro servicio es anunciar a Cristo, Señor de cielo y tierra y vivir como siervos del
Señor.

He ahí el centro de vuestra vida, de vuestra predicación y de cualquiera iniciativa
pastoral: decir a todos que Cristo es el Salvador del hombre, que con su muerte y su
resurrección hemos obtenido el perdón de los pecados, el amor de Dios, la promesa
de la resurrección. Que somos hijos de Dios, que es Padre y hermanos unos de otros
por encima de raza, ideología, edades.

Este anuncio, ofrecido y jamás impuesto, lo debemos vivir con la audacia
evangélica de los apóstoles y de tantos miles de valientes testigos de cada época
cristiana,  fieles siempre a la Palabra Salvadora de Jesús, sin cobardías, con humildad.

Queridos ordenandos: ser valientes con sencillez, decir la Palabra de Dios
apoyada con el testimonio de vuestra vida, fieles siempre al Señor como servidores de
su obra de salvación en favor de todos los hombres.


3. Nos encontramos en el Año dedicado a la Eucaristía.

El Evangelio nos ha hecho presente las  palabras de Jesús: ‟He deseado
enormemente comer esta comida pascual con vosotros antes de padecer... Y tomando
una copa, dio gracias y dijo: ‟Tomad esto y repartidlo entre vosotros... Y tomando pan,
dio gracias, lo partió y se lo dio diciendo: ‟Esto es mi cuerpo que se entrega por
vosotros...‶

Desde los años en los que fue obispo de Málaga el Beato Manuel González,
nuestra diócesis ha procurado no olvidar que debe  vivir el misterio cumbre de la vida
cristiana, que es la Eucaristía,  de tal manera que informara todas las demás acciones
pastorales.

Es tan conocido el consejo del obispo: ‟Sed sacerdotes hostia‶.

Porque vivimos no de tanto una doctrina, sino de una vida, la del Señor que por
nosotros murió y resucitó. Se entregó por todos y cada uno de nosotros hasta la cruz.

De este acontecimiento hacemos memorial en nuestra celebración eucarística.
De la Eucaristía  vivimos, a la Eucaristía  conducen todas nuestras acciones, por la
Eucaristía
somos enviados como misioneros-testigos de lo que se celebra y de lo que hemos
recibido.

En el Seminario habéis celebrado cada día la Eucaristía. En el Seminario habéis
aprendido lo que significa la centralidad de la Eucaristía y cómo nuestra participación
en ella hace de nuestra vida ‟entrega y servicio‶ hasta la máxima donación.

Por la Eucaristía es posible vivir la comunión tanto presbiteral como bautismal,
con los hermanos sacerdotes y con los hermanos cristianos. Esa comunión que el
Papa Juan Pablo II reiteró tanto en la Encíclica ‟La Iglesia vive de la Eucaristía‶ como
en Carta Apostólica ‟Al comienzo del nuevo milenio‶.

Principalmente comunión entre los sacerdotes, como nos ha recordado
Benedicto XVI en sus palabras a los sacerdotes reunidos en la ciudad italiana de
Aosta: ‟Es importante tener alrededor de sí mismo al presbiterio, a la comunidad de
sacerdotes que se ayudan, que están juntos en un camino común, en una solidaridad
en la fe común.‶

Adentraros cada día más en el sacramento de la Eucaristía. Lo que es y lo que
significa. Acción de Cristo y respuesta de nuestra vida que se inmola, se hace hostia,
en fidelidad al Evangelio entregado y en servicio a la comunidad y a todos los hombres.


4. Queridos ordenandos: sed siempre agradecidos al don que recibís.

Cuidad del tesoro recibido que lo llevamos en vasijas de barro, como nos ha
recordado San Pablo. Que cada día suba a Dios vuestra oración de acción de gracias
por la vocación a la que habéis sido llamados.  Sólo siendo orantes, austeros y con un
profundo sentido eclesial, viviréis fieles y felices el camino de vida que ahora
comenzáis.

Santa María de la Victoria, cuya fiesta hemos celebrado hace dos días, está
siempre cerca de vosotros. Es la madre sacerdotal. Acudid a ella diariamente. Es el
mejor ejemplo de ser la más fiel discípula.

+ Antonio Dorado Soto,
Obispo de Málaga

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