DiócesisHomilías Mons. Dorado Miércoles de Ceniza. Cuaresma 2003 Publicado: 05/03/2003: 1213 Cuaresma 2003 1.- En la oración con la que vamos a bendecir la Ceniza, que impondremos sobre vuestras cabezas al iniciar la Cuaresma, pedimos al Señor su bendición a fin de poder vivir la Cuaresma con el espíritu con que la Iglesia nos invita a vivirla: a). Que emprendamos con ánimo decidido el camino que nos conduce a la Pascua, que es la victoria definitiva de Dios, en Cristo, sobre la muerte y el pecado. b). Que seamos fieles a las prácticas cuaresmales: - la oración: la Cuaresma es tiempo de orar, - el ayuno: que es poner nuestra confianza en Dios y desprendernos de nosotros mismos. - Y la limosna: es tiempo de misericordia y de compasión con los hermanos necesitados. c). Que lleguemos a la Pascua con el corazón limpio, dejándonos reconciliar con Dios en el Sacramento de la Penitencia. 2.- Que el Señor nos fortalezca con su auxilio al comenzar la Cuaresma, para que nos mantengamos en espíritu de conversión y abiertos al compromiso que nos exige el momento presente de la sociedad y de la Iglesia. El Papa no disimula las dificultades que se pueden presentar a la Iglesia: La secularización de la vida y las conciencias, el debilitamiento de la sensibilidad religiosa, la idolatría de los bienes materiales y los problemas de la paz, amenazada con la pesadilla de una guerra catastrófica. Nuestro tiempo y la evangelización nos exigen una santa rebeldía contra: o la mediocridad, o el conformismo, o la tibieza, o el cansancio y la comodidad de nuestra vida. Se nos invita a caminar desde Cristo. Él es el Maestro. 3.- La respuesta de los cristianos tiene que ser vivir más de verdad en la fe y de la fe de Jesucristo; orar como Él; obedecer como Él; amar y servir como Él; dar la vida como Él por el testimonio de la verdad y el servicio a los hermanos. 4.- Por eso, la conversión a la que se nos invita tiene cuatro dimensiones: - una: la conversión religiosa, es decir, el encuentro con el Dios verdadero que se nos manifiesta en Jesucristo, - la conversión moral, es decir, una nueva manera de vivir: adaptar mi vida al Evangelio, - conversión intelectual: se trata de entender todo desde las razones de Dios, - por último, una conversión mística; es decir: hay que captar la presencia de Dios en todas partes, las huellas de Dios presentes en todos los lugares y en nuestra propia vida. + Antonio Dorado Soto, Obispo de Málaga Diócesis Málaga @DiocesisMalaga Más artículos de: Homilías Mons. Dorado Domingo de Ramos. Ciclo BJueves Santo Compartir artículo Twitter Facebook Whatsapp Enviar Imprimir