Exequias de D. Manuel Rojo

Valle de Abdalajís; 23 de abril de 2004

“En Cristo brilla la esperanza

de nuestra feliz Resurrección”

(Prefacio de Difuntos).

            La muerte de un ser querido –y Manolo lo ha sido muchísimo para vosotros—es siempre para los cristianos motivo especial de oración. Necesitamos comunicarnos con Dios. Éste es precisamente el sentido fundamental de nuestras “exequias”: orar, ponernos en contacto con Dios, darle gracias, solicitar su misericordia, consolarnos mutuamente son su Palabra.

            Es el motivo que nos reúne en este día. Aquí, en esta parroquia donde Manuel ha trabajado pastoralmente muchos años y desde donde ha llegado a la Casa del Padre.

            Necesitamos, Señor y Padre nuestro, manifestarte nuestro profundo agradecimiento. Acoge nuestra acción de gracias. Por todos los dones con que has enriquecido a nuestro hermano Manuel a lo largo de su vida y ahora en su muerte. Le hiciste nacer en una familia cristiana. Renació en las aguas regeneradoras del Bautismo, participando en tu misma vida divina. Lo hiciste hijo tuyo. Y como hijo tuyo ha vivido los 74 años de existencia terrena que le has regalado.

            ¡TE DAMOS GRACIAS, SEÑOR!

+ Antonio Dorado Soto,

Obispo de Málaga