DiócesisHomilías Mons. Dorado

Domingo IV de Pascua

Publicado: 14/05/2000: 1173

 Domingo 4º de Pascua

14 de mayo de 2000

            1.- La Palabra de Dios pretende describirnos, con muchas imágenes, quién es Jesucristo, el Resucitado, para nosotros. En la Primera Lectura de hoy hemos escuchado el valiente testimonio de San Pedro ante las autoridades comparando a Jesús con la piedra que los arquitectos habían desechado y que resultó ser la piedra angular.

            Pero la imagen que hoy ha resonado más claramente es la que el mismo Jesús se aplica a sí mismo en el Evangelio: “Yo soy el Buen Pastor”. Una hermosa imagen que nos dice quién es Jesús y también cuáles son nuestras relaciones con Él.

            2.- En este Domingo y en este contexto quiere la Iglesia celebrar la Jornada de Oración por las Vocaciones a la vida sacerdotal y a la vida consagrada, como formas de hacer presente en el mundo de hoy a Jesucristo, Buen Pastor.

            Es una jornada de oración. Los Evangelios presentan a Jesús de Nazaret como un gran orante. Además de pasar largas horas de trato amistoso con Dios Padre, practica de manera asidua la oración de petición y de súplica. Se dirigía a Dios buscando luz y fuerza para vencer la tentación, para aceptar y cumplir la voluntad del Padre, para acertar en la elección de los discípulos y para mantenerse fiel ante el sufrimiento y la muerte.

            Además de practicar esta forma de oración, Jesús se la recomendó vivamente a sus discípulos, con esa afirmación tan contundente de “pedid y se os dará; buscad y encontraréis”; y asegurándoles que Él mismo se uniría a sus ruegos ante el Padre. Les dijo también que, entre las cosas que habían de pedir, incluyeran la oración para que Dios enviara los obreros necesarios para trabajar en el mundo, proclamando el Evangelio con obras y con palabras.

            3.- Fiel a este mandato del Señor, la Iglesia ha fomentado siempre la oración de petición, dándole especial relieve en la Eucaristía, “fuente de toda oración y ministerio de la Iglesia”, según reza el lema de esta Jornada de Oración por las Vocaciones.

            En ella va desgranando los afanes, las necesidades y la vida de los hombres, a la par que las necesidades de la comunidad cristiana. Y hace más de treinta años, en una situación de dolor por los copiosos abandonos y la falta de vocaciones, Pablo VI estableció que se celebrara cada año una Jornada de Oración por las Vocaciones Religiosas y Sacerdotales.

            Es lo que viene realizando la Iglesia desde hace más de treinta años. En primer lugar, para rogar por las personas consagradas, a fin de que vivan siempre la alegría de la vocación, se mantengan vigilantes en la búsqueda de la santidad y pongan el mayor empeño en afianzar su vocación.

+ Antonio Dorado Soto,

Obispo de Málaga

Autor: Mons. Antonio Dorado Soto

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