DiócesisHomilías Mons. Dorado Festividad de la Virgen de la Merced Publicado: 24/09/2004: 1267 Festividad de la Virgen de la Merced Centro Penitenciario de Alhaurín 24 de septiembre 2004 FESTIVIDAD DE LA VIRGEN DE LA MERCED 1. Queridos hermanos: Un año más tengo la posibilidad de estar con vosotros, autoridades, funcionarios de la prisión, internos, familias, capellanes y agentes de pastoral, con el fin de saludaros, de celebrar la Eucaristía, de animaros a continuar el esfuerzo diario que hace más provechoso el trabajo que aquí se proyecta y realiza. Un saludo especial a los que sois extranjeros. No se si entenderéis el español, pero quiero comunicaros mi saludo. Con el mejor deseo de que pronto os encontréis en vuestra tierra, en vuestras comunidades de religión, cualquiera sea ésta. A todos os felicito porque hoy celebramos el día de la Virgen, bajo el título de la Merced, patrona de esta Institución Penitenciaria. Y, por tanto, es día de dar las gracias a Dios y de dar las gracias a todos los que prestáis algún servicio en este establecimiento. Servicio que quiere redundar en beneficio de quienes permanecen aquí un tiempo. Toda entrega en beneficio del prójimo es querida por Dios y en la Biblia ensalzada como el mejor culto que le podemos ofrecer a Nuestro Señor. Si no amamos, ya denunciaban los profetas, el culto religioso es vacío, no lo quiere Dios. 2. Una palabra especial deseo dirigir a los internos. La Iglesia que represento y a la que la mayoría (muchos) de vosotros pertenecéis desde el día del Bautismo comparte vuestra dura situación de vida y quiere colaborar con la propia Institución Penitenciaria para que no sólo sea más llevadero el tiempo de permanencia sino que sea aprovechado, según las normas legales, en un crecimiento de vuestra personalidad, y en mejor capacitación profesional. Y ésto es lo quiere hacer la Iglesia a través de los voluntarios del Secretariado que vienen, muy especialmente, a ofreceros cercanía, amistad y apoyo. Y a sentir en sus propias vidas el sufrimiento que le manifestáis en vuestras conversaciones, en vuestros encuentros. Sentir la fraternidad que ayuda a compartir las situaciones del otro es el mejor índice de que se está en el camino del evangelio. En más de una ocasión, entre voluntarios e internos se generan amistades que permanecen e incluso se acrecientan con el paso de los años. Y ojalá muchos descubráis antes de conseguir el final de vuestra condena, que un grupo cristiano os espera para integraros, con el amor desinteresado que es reflejo del mandamiento del Señor: ‟Que os améis unos a otros como Yo os he amado‶ Mas también deseamos ofrecer lo que para nosotros es más válido, la fe en la persona de Jesucristo. Toda su vida que terminó, como bien sabéis, juzgado, condenado y ajusticiado en la cruz, es una apuesta por la Verdad que hace libre al hombre y a la mujer. Es un ejercicio de libertad para todo el que crea en El. Amigos y hermanos, Jesucristo concede la libertad que es más válida y a la que nadie puede poner rejas: la libertad interior. En la persona de Cristo encontraréis el desbordamiento de la gracia de Dios que es misericordia inmensa, que nunca se agota, que nos comprende y acoge de nosotros no sólo lo bueno sino nuestras propias debilidades y equivocaciones. Esa fe es el origen de nuestra libertad interior porque es convencimiento de que Dios siempre ama, siempre espera, siempre invita al camino de su Evangelio. Hermanos, os brindamos nuestro amor de hermanos que desea estar cerca de vosotros para compartir vuestras situaciones difíciles, los momentos de decaimiento, de tristeza. Para ayudaros en la medida de las posibilidades, dentro de las normas establecidas, y para ofreceros junto a la amistad lo mejor que tenemos, la fe en Jesucristo y el amor a su Madre, la Virgen de la Merced. 3. Una palabra a los funcionarios y colaboradores. Me permito pedir a Dios la gracia de que no os desalentéis en vuestra tarea, incluso cuando viváis la inesperada incomprensión o el fracaso reiterado. Toda obra buena hecha en favor de otro y, especialmente, de un pobre, es acogida por Dios como hecha a El mismo. Lo dice Jesús: ‟Estaba preso y vinisteis a verme...‶ Vosotros lo hacéis todos los días, muchas horas y superando, en ocasiones, dificultades. Que la palabra de Dios os anime en vuestro esfuerzo, en vuestros generosos deseos, en vuestra sacrificada entrega. Todo lo que hagáis y, sobre todo, la manera como lo hagáis, debe manifestar que sabéis amar con hondura, incluso en las situaciones más extrañas, más difíciles. 4. En el Evangelio que se ha leído, Jesús desde la Cruz le dice a su Madre: He ahí a tu hijo. Y a Juan le dice: He ahí a tu Madre. Os invito a contemplar la imagen de la Virgen queridos internos. Muchos de vosotros tenéis colgada en el cuello una medalla de la Virgen con la advocación que habéis amado desde pequeños. Mirad a la Virgen, esposa de un hombre trabajador, madre de un joven que terminó su vida en la cruz, para salvarnos a nosotros. Ella también sabe del sufrimiento y de las dificultades de la vida. En el rostro dolorido de la Virgen María contemplad vuestro propio rostro, que manifiesta vuestro sufrimiento. El dolor de estar aquí, el de la separación de los padres, de los hijos, de la esposa. De vuestros amigos, de vuestros respectivos pueblos y, para más de uno, de sus propias naciones. Percibid la presencia cercana de María, la Virgen. Rezadle como verdaderos hijos y sabed que Ella os siente como tales. Con amor, sin reproches, desea veros felices y en el mejor camino de la convivencia humana. Una petición especial a la Virgen esta mañana: Por vuestros padres, por vuestras esposas, por vuestros hijos. Ellos también lo pasan mal. Que la esperanza de un reencuentro definitivo os anime a vosotros y les anime a ellos. Dios lo quiere así, queredlo también vosotros. ✠Autor: Mons. Antonio Dorado Soto Más artículos de: Homilías Mons. Dorado María Virgen \"Reina de los Cielos\"Dichosa eres, Santa Virgen María. Homilía patrona Compartir artículo Twitter Facebook Whatsapp Enviar Imprimir