DiócesisHomilías Mons. Dorado Vigilia Nacional del Cincuentenario de ANFE-Málaga Publicado: 23/10/2004: 1064 Casa Diocesana de Espiritualidad Sábado 23 de octubre 1. Queridos sacerdotes, miembros del Consejo Nacional de ANFE, representaciones de ANFE de las Diócesis de..., Adoradoras de la Diócesis de Málaga, hermanos y hermanas. Cincuenta años de Adoración Nocturna Asociada de las mujeres cristianas de la Diócesis de Málaga. Siempre fieles a los turnos y, especialmente, al espíritu de adoración eucarístico que es básico en la vida cristiana. Cincuenta años de oración por la noche, que supone el sacrificio de personas que al día siguiente deben continuar su vida familiar y, en muchos casos, profesional. Oración de alabanza y de petición por las necesidades de la Iglesia, de la Diócesis, de la sociedad española y del mundo. Cuántas veces se ha implorado la paz, la justicia, el bien de todos. Muy especialmente, la adoración ha sido profesión de fe en la Presencia Real del Señor, en el Pan y en el Vino Consagrado. Como Obispo de Málaga agradezco la preocupación y el trabajo de las responsables que ha tenido ANFE durante estos cincuenta años, desde las primeras a las responsables actuales. Su interés, su dedicación, su servicio. Y gracias a todas las adoradoras por su testimonio de adoración, por su amor a la Eucaristía. De alguna manera sois herederas del especial espíritu eucarístico que sembró en la Diócesis el Beato Manuel González. Estoy seguro que su ejemplo y su enseñanza os ha acompañado durante este medio siglo. 2. La reciente llamada de Juan Pablo II. Vivimos el comienzo del Año dedicado a la Eucaristía, que se ha inaugurado el pasado día 10 de octubre y que tendrá su culminación en el Sínodo dedicado a contemplar y a profundizar lo que significa la Eucaristía para la Iglesia. En la Carta Apostólica MANE NOBISCUM DOMINE que el Papa ha firmado el pasado día 10 para el Año de la Eucaristía, nos dice a propósito de los discípulos de Emaús: ‟En el camino de nuestras dudas e inquietudes y a veces de nuestras amargas desilusiones, el divino Caminante sigue haciéndose nuestro compañero para introducirnos en la comprensión de los misterios de Dios, con la interpretación de las Escrituras. Cuando el encuentro llega a su plenitud, a la luz de la Palabra se añade la que brota del ‟Pan de vida‶, con el cual Cristo cumple a la perfección su promesa de ‟estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo‶ Su reiterada enseñanza sobre la Eucaristía es providencial y señal de que el Señor quiere que valoremos cada día más el Sacramento de la Fe. En relación a la Adoración del Santísimo son muy significativas las palabras del Papa en su Encíclica ‟La Iglesia vive de la Eucaristía‶. ‟El culto que se da a la Eucaristía fuera de la Misa es de un valor inestimable en la vida de la Iglesia. Dicho culto está estrechamente unido a la celebración del Sacrificio eucarístico.‶ Y añade más adelante: ‟Corresponde a los pastores animar, incluso con el testimonio personal, el culto eucarístico, particularmente la Exposición del Santísimo Sacramento y la adoración de Cristo presente bajo las especies eucarísticas‶(n.25) Y en la Carta Apostólica a la que os he aludido, afirma el Santo Padre: ‟La adoración eucarística fuera de la Misa debe ser durante este año un objetivo para las comunidades religiosas y parroquiales. Postrémonos largo rato ante Jesús presente en la Eucaristía, reparando con nuestra fe y nuestro amor los descuidos, los olvidos e incluso los ultrajes que nuestro Salvador padece en tantas partes del mundo. Profundicemos nuestra contemplación personal y comunitaria en la adoración, con la ayuda de reflexiones y plegarias centradas siempre en la Palabra de Dios y en la experiencia de tantos místicos antiguos y recientes.‶(N.18) En medio de tantas necesidades de la Iglesia, que vive la urgente llamada a la Nueva Evangelización, debemos buscar el centro y la fuente de toda la actividad misionera en la Eucaristía. Por eso, cuando se ha iniciado el curso pastoral 2004-2005 y se han entregado los objetivos pastorales Diocesanos, os pido con toda la fuerza que afirméis vuestra vocación de adoradoras, que los turnos no sólo permanezcan sino que crezcan en número y en personas que los integran, y que vosotras seáis a manera de vocación contemplativa y silenciosa que adora, agradece y pide al Señor en nombre de toda la comunidad Diocesana. Haced propio todos los esfuerzos evangelizadoras de las parroquias, de las comunidades, asociaciones y movimientos, todo lo que se hace en pueblos, en ciudades y en la capital por anunciar a Jesucristo, momento inicial de un camino que termina en la Eucaristía. 3. Profundizar en el sentido de la Eucaristía. El encuentro mensual para Adorar al Señor presente en la Eucaristía os debe suponer, como lo pide el Papa, profundizar en el sentido de la Eucaristía tal como lo ha desarrollado en la Encíclica a la que os he hecho referencia: ‟Ecclesia de Eucharistia‶. De su enseñanza os recuerdo tres dimensiones de la Eucaristía: *** ‟Cuando la Iglesia celebra la Eucaristía, memorial de la muerte y resurrección de su Señor, se hace realmente presente este acontecimiento central de la salvación y se realiza la obra de la redención‶. (N.11) El misterio de la Pascua, el centro de la fe es el paso de esta vida al Padre de Jesucristo, su muerte y resurrección. Por ella fuimos perdonados, salvados, por ella somos convocados a la vida eterna, por ella recibimos el Espíritu Santo. Cada vez que celebramos la Eucaristía se realiza en nosotros esta ‟obra salvadora‶. La Eucaristía es acontecimiento de salvación, que fue posible por la entrega generosa y total de Jesús, por su entrega, por el don de su existencia sacrificada. De ahí que la Eucaristía sea sacrificio, porque es donación de sí mismo que hace el Señor. Nosotros nos incorporamos a este acontecimiento sacramental para hacer de nuestra vida entrega cada día más plena, cada día más total. *** ‟Por la comunión de su cuerpo y de su sangre, Cristo nos comunica también su Espíritu‶. El Papa en su Encíclica hace referencia a San Efrén que dejó escritas las siguientes consoladoras palabras: ‟Llamó al pan su cuerpo viviente, lo llenó de sí mismo y de su Espíritu y quien lo come con fe, come Fuego y Espíritu. Tomad y comed todos de él, y coméis con él el Espíritu Santo‶. Los cristianos necesitamos al Espíritu Santo. Jesús dijo que nos lo enviaría. Celebrar la Eucaristía es acoger el Espíritu que, como nos dice la Palabra de Dios, ‟guía a la Iglesia a la verdad plena, la unifica en comunión... la provee con sus dones y la embellece con sus frutos‶(Cf. LG.4) El Espíritu, fuerza indispensable para poder vivir el Evangelio. *** ‟El Vaticano II ha recordado que la celebración eucarística es el centro del proceso del crecimiento de la Iglesia‶ La Adoración del Santísimo hace crecer en nosotros el sentido eclesial. Amamos a la Iglesia, en ocasiones la defendemos y en otras la criticamos, sin darnos cuenta de que somos nosotros, unidos a Jesucristo por el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía quienes somos Iglesia. Adorar el Cuerpo de Cristo presente en el Pan Consagrado, nos lleva a mirar con fe y con amor el Cuerpo Místico de Cristo que es la Iglesia. La fidelidad a la Adoración conduce a la fidelidad a la Iglesia que ‟peregrina entre las persecuciones del mundo y los consuelos de Dios‶(San Agustín, de Civ. Dei, XVIII, 52,2), en momentos fáciles y en circunstancias difíciles. Y que siembra en nosotros el don inestimable de la unidad, de la comunión entre todos los bautizados. 4. ‟Ten compasión de este pecador‶. Es la oración del publicano de la parábola que enseña Jesús. Y es la actitud permanente de todo cristiano cuando se acerca a la Eucaristía. Somos pecadores, no vivimos como debemos el Evangelio, necesitamos del Señor como perdón, como misericordia. Y mantenemos esa postura de humildad ante los hermanos. Queremos transmitir el gozo del Evangelio y de la Eucaristía, pero no como una realidad que hemos merecido y que imponemos, sino como don recibido sin mérito de nuestra parte. Somos pecadores, pero el Señor ‟ ha estado grande con nosotros y estamos alegres‶. Queridas adoradoras, una vez más os pido que seáis fieles a la misión que habéis recibido de ser ‟adoradoras en espíritu y en verdad‶. Así hacéis bien a vosotras, a muchos cristianos, a la Diócesis. No decaed en vuestro espíritu y en vuestro trabajo para que todas las noches del mes haya un turno que adora al Señor presente en la Eucaristía y vive cada día más el sentido profundo de lo que la Eucaristía es en la vida de la Iglesia. Y un deseo especial. Estar al tanto de todo lo que el Papa, las Congregaciones de Roma, el Episcopado Español o yo mismo ofrezcamos de reflexión sobre la Eucaristía en este especial año que terminará con el Sínodo. A vuestro espíritu de adoración añadid ahora la llamada a acoger y vivir la enseñanza viva y última de la Iglesia sobre la Eucaristía. Adoremos el Santísimo Sacramento del Altar. âœAntonio Dorado Soto, Obispo de Málaga Autor: Mons. Antonio Dorado Soto Más artículos de: Homilías Mons. Dorado El Magnificat de María y el Magnificat de la Iglesia (Pentecostés)Vigilia de la Inmaculada Compartir artículo Twitter Facebook Whatsapp Enviar Imprimir