DiócesisHomilías Mons. Dorado

Fiesta de Santa Mª de la Victoria

Publicado: 08/09/2003: 970

 1.- La comunidad cristiana ha celebrado desde los primeros tiempos con alegría

la memoria de la Madre de Jesús. Hoy sigue celebrando las fiestas de María con un
júbilo semejante.

Una de las fiestas marianas más alegres y populares es la Natividad de la
Virgen, a quien Málaga venera en este día como Patrona bajo la advocación de Santa
María de la Victoria.

I. MARÍA PREPARA LA VENIDA DE CRISTO.

2.- Las lecturas bíblicas de la Fiesta destacan un pensamiento fundamental: el
nacimiento de María es, a los ojos de Dios, una preparación del nacimiento de Cristo.
En la profecía de Miqueas, María es llamada la ‟Madre que da a luz al Pastor de
Israel‶. Es ‟la predestinada por Dios para ser imagen de su Hijo‶, en palabras de San
Pablo. El Evangelio nos relata el nacimiento de Cristo de las entrañas de María. De
este modo nos revela que el sentido último del nacimiento de María es el nacimiento
de Cristo

Dios Padre venía preparando desde siglos atrás el nacimiento de su Hijo.
Primero escogió un pueblo y lo educó para que ofreciera al Mesías la cultura y la
lengua. Después suscitó en ese pueblo el deseo y la espera del Salvador. Y dentro de
ese pueblo preparó el nacimiento de María, que habría de ser la Madre del Señor,
como un verdadero Padre que prepara el nacimiento de su Hijo. María es como la cuna
preparada por Dios con antelación para acoger y cobijar a Jesús.

En esto consiste la grandeza de María. En esto consiste su dignidad única. EÉsta
es su VICTORIA. Por eso la queremos con un cariño especial y la tratamos con una
veneración singular.

Esta fiesta de la Natividad de María orienta también nuestra mirada a dos temas
de actualidad que han de despertar la conducta responsable de los cristianos.


II. LA DIGNIDAD DE LA MUJER.

3.- El nacimiento de María, destinada a ser la Madre del Salvador, testifica la
dignidad de la mujer a los ojos de Dios. Ninguna persona humana ha sido jamás
llamada por nadie a una misión tan grande y tan valiosa para el mundo. Al elegir a esta
sencilla muchacha galilea para ser Madre de su Hijo, Dios ha querido contradecir los
criterios humanos que marginan a las mujeres y a los pobres. María es mujer y es
pobre. Y precisamente ella será la Madre de Jesús.

Nuestra mirada se vuelve espontáneamente a tantas culturas de la tierra en las
que la mujer es considerada todavía con un ser inferior, sometida al hombre, privada
de la consideración, de la preparación y de las responsabilidades ofrecidas a los
hombres. En la medida en que estos pueblos se van convirtiendo a la fe cristiana, la
dignidad de la mujer, en todos sus aspectos, va siendo reconocida progresivamente.

Y también entre nosotros, aunque la mentalidad de la sociedad y la formulación
de las leyes ha ido abriéndose hacia el reconocimiento de la dignidad y de los derechos
de la mujer, subsiste todavía una discriminación más o menos sutil, una
instrumentalización y unas actitudes de violencia.

El mensaje cristiano de la dignidad de la mujer, que tiene su máximo exponente
en la figura de María resulta de una gran actualidad. Él nos recuerda que Dios hizo al
hombre y a la mujer diferentes, pero no desiguales. La Iglesia tiene que repetirlo
contíinuamente a la sociedad, no sólo con la palabra, también por el testimonio.

Podemos también aquí afirmar: ‟Lo que Dios promovió no lo rebaje el hombre‶.

III. LA NATALIDAD.

El nacimiento de María nos recuerda el acontecimiento gozoso del nacimiento
de tantos niños en el mundo. Pero nos evoca el nacimiento de muchos de ellos en
situaciones de miseria. En países azotados por el hambre, la sed y las epidemias. En
campos de refugiados, en las barracas de los emigrantes y bajo el ruido de las armas.

En nacimiento de María nos evoca, además, el de los niños y niñas de nuestro
país, que alegran nuestras casas y embellecen nuestras calles. Pero no podemos
negar que los niños son hoy entre nosotros un bien escaso, no siempre deseado. La
natalidad ha descendido bruscamente y ocupamos los puestos más bajos de los
países de Europa. No es éste un ‟record‶que pueda enorgullecernos.

Un fenómeno tan grave no puede explicarse solamente por motivos económicos.
Tampoco puede explicarse del todo por el avance de las técnicas anticonceptivas. Ni
siquiera las incomodidades y complicaciones que acarrea a los esposos una prole
numerosa puede ser la única explicación de este cerrojazo a las fuentes de la vida.

¿Será necesario en nuestros días un amor a la vida más potente y espontáneo
para decidirse a transmitirla? Una sociedad con pocos niños no sólo plantea problemas
de futuro, que ya empiezan a alarmar a bastantes gobiernos europeos, sino que
ensombrecen también el presente: los niños tienen la virtud de despertar en nosotros
la ternura, el desinterés, la alegría y las ganas de vivir.

Nuestra fe cristiana es un sedimento activo para la promoción de la vida
humana. No sólo invita a los padres a abrirse generosa y responsablemente a los hijos.
Aviva en nosotros el amor a la vida, la generosidad, la confianza en el futuro, el espíritu
de sacrificio. Por eso está llamada a sembrar en ‟la cultura de la contracepción y del
aborto‶, ‟la cultura del amor y de la vida‶.


Ésta es la ‟victoria‶a la que nos llama y nos ayuda Santa María de la Victoria.

Santa María de la Victoria, sé tú la Madre de nuestra vida personal, de nuestra
familia y de nuestra ciudad.

+ Antonio Dorado

Obispo de Málaga

 

Autor: Mons. Antonio Dorado Soto

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