VIERNES DE DOLORES. Comentario al evangelio del 26 de marzo
Rvdo. D. Damián Ramírez Lozano
A mediados del siglo XIII parece ser que surge la devoción a los Dolores de María. Difundida por los siervos de la Virgen o Servitas, intentaban con ello meditar la pasión de Cristo y los dolores de su Madre.
Estos dolores los resume y concreta la Iglesia en siete:
1.- La profecía del anciano Simeón.
2.- La huida a Egipto.
3.- El niño perdido y hallado en el templo.
4.- El encuentro de María con Jesús camino del calvario.
5.- María al pie de la cruz.
6.- El recibimiento de María en sus brazos del cuerpo fallecido de Jesús.
7.- La sepultura de Jesús y la soledad de María.
La amargura, dolor y soledad de la Virgen nos habla de nuestras “amarguras, dolores y soledades”. ¿Quién no pasa por ellas alguna vez?
Ella nos enseña a seguir diciendo sí al Señor en el trance del dolor, a aceptar nuestra cruz de cada día, a tomar la cruz como apoyo, sostén y pilar de nuestra vida humana y cristiana.
Hoy le decimos a las puertas de la Semana Santa:
- Señora de la noche y de la mañana, del silencio y de la cruz, del amor y de la entrega, de la amargura en su soledad: gracias por tu sí a Dios, por tu disponibilidad, pobreza, silencio, fe y confianza.
- Ayúdanos a acudir a ti en la tribulación, a ser como tú y a imitar tus virtudes.
¡Que Dios te bendiga y que la Virgen te cuide!