DIARIO DE UN CONFINAMIENTO. Ani González
Ani González es una de las cocineras de la Casa Sacerdotal, tarea que comparte con Ana Serrano. Ambas llevan adelante las muchas tareas asociadas a la cocina de esta residencia de sacerdotes mayores de la Diócesis de Málaga.
El día a día en esta casa, donde viven ahora mismo 19 personas, es como el de una casa grande dónde toda la familia se junta en el comedor para desayunar, almorzar y cenar. Luego, mis compañeras de la limpieza se encargan de limpiar todas las habitaciones, las zonas comunes, la ropa, el cambio de sábanas y toallas, etc. En fin, el día a día es como una casa de familia grande.
El confinamiento ha alterado bastante nuestro día a día y el de los sacerdotes. Para nosotras, porque nos exige un cuidado especial a la hora de desinfectarlo todo. Los sacerdotes también están poniendo mucho de su parte y ayudan en todo lo que pueden.
SERVIR EN UNA SITUACIÓN ESPECIAL
Lo llevamos bien, en general, con mucho ánimo y muchas ganas de hacerlo bien. A pesar de los nervios que genera este virus, nuestro mayor deseo es que los sacerdotes estén contentos y animados dentro de la situación difícil que nos toca vivir. Creo que nuestra presencia les ayuda en muchos aspectos.
Estamos a su disposición para todo lo que puedan necesitar y lo que está en nuestras manos lo hacemos gustosamente, y lo agradecen.
A mí, personalmente,, este trabajo me aporta tranquilidad y la satisfacción de poderlos ayudar en todo lo que está en nuestras manos. Siempre intento estar de buen humor y soltar algún comentario optimista, gastarles alguna que otra bromilla que aligere la tensión del confinamiento.