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Una Iglesia que acoge

Plaza de San Pedro, en la canonización de Madre Nazaria, Mons. Romero y Pablo VI, entre otros
Publicado: 31/10/2018: 10936

José Miguel Santos, director del colegio de las Misioneras Cruzadas de la Iglesia en Málaga, fue uno de los malagueños que asistió a la última ceremonia de canonización celebrada en Roma, en la que fue elevada a los altares la fundadora de esta congregación. En este puente de Todos los Santos, reflexionamos junto a él sobre la llamada universal a la santidad y el testimonio de los que nos preceden en el cielo.

«En la canonización celebrada en Roma, la Iglesia abrazaba a aquellas personas que estos santos acogieron con su testimonio, con su vida e incluso con su muerte»

En estos días son muchas las personas que me preguntan por la Misa de Canonización celebrada el pasado domingo 14 de octubre en la Plaza de San Pedro. Entre las muchas imágenes que me venían al corazón quiero señalar dos.

La primera; los que saben de arte nos comentan que cuando Bernini diseñó la Plaza de San Pedro quería representar la acogida y el abrazo de la Iglesia a aquellos que peregrinamos por el mundo. ¡Cuántas personas han sido acogidas en vida, en lo humano y espiritual, por cada uno de los que aquel día se canonizaban!. Aquellas personas más pobres que en El Salvador soportaron la represión militar y la pobreza, ¿cómo les reconfortarían las palabras de Óscar Romero, al sentirlo cerca, al sentir a la Iglesia junto a los que sufrieron la represión militar? En las calles de Oruro, las mujeres y mineros vieron como Nazaria salía a su encuentro, bajando a la calle y elevando su dignidad. El Magisterio Social que promovió Pablo VI ayudó, y puso en el centro, al desarrollo integral de los pueblos. El pasado 14 de octubre la Iglesia también abrazaba a aquellas personas que estos santos acogieron con su testimonio, con su vida e incluso con su muerte.

La segunda imagen me sobrevino al ver los retratos oficiales de cada uno de los santos colocados en la fachada de la basílica de San Pedro: “Cuando uno enciende una lámpara, no la esconde ni la cubre, sino que la pone sobre el candelero, para que los que entran vean la claridad” (Lc 11, 33). Y, allí estaban ellos, sus vidas partidas y repartidas entre los más pobres, para iluminar a la Iglesia, a los cristianos y a todos los hombres de buena voluntad. Allí estaban, en el candelero de la Iglesia, para que su palabra y servicio a los más pobres no quede cubierto. Son luz para el mundo, ocupando el centro de la Iglesia, porque “no se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña” (Mt 5,14). Estamos llamados a no perder el tiempo, a ser fieles y valientes, a bajar a la calle, como Nazaria nos anima a quienes caminamos cada día en el colegio Misioneras Cruzadas de la Iglesia, en el barrio Palma-Palmilla de Málaga. Las homilías de Monseñor Óscar Romero nos urgen a estar en medio de los conflictos, preferentemente entre los más pobres que sufren la represión y la injusticia. Para Pablo VI, la enseñanza social de la Iglesia es una nueva voz para nuestra época, para cada época. La Doctrina Social de la Iglesia (DSI) no se puede reducir a la cita de números de encíclicas, la DSI debe ser vivida por y en medio de las comunidades cristianas, y en medio del mundo.

Los santos que fueron canonizados el domingo 14 de octubre nos muestran una Iglesia que acoge, y el testimonio de sus vidas es una riqueza para la Iglesia que se desvive en el servicio a los más pobres.
El Papa Francisco nos invitó, al final de su homilía, a dejarnos empapar por la alegría del Evangelio vivido por estos santos, “que en diferentes contextos, han traducido con la vida la Palabra de hoy, sin tibieza, sin cálculos, con el ardor de arriesgar y de dejar. Que el Señor nos ayude a imitar su ejemplo”

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
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