Además es emocionante el saber que te vas a encontrar con diversas personas, de diversas edades y diversas personalidades pero con un mismo objetivo, peregrinar a Santiago.

Lo que más me ha gustado del Camino ha sido hacerlo. Me ha encantado ver cómo nos subíamos el ánimo unos a otros, el buen “rollo” que había entre nosotros sin conocernos de nada. Otra cosa que me gustó mucho fue la llegada a la Catedral, ir por las calles cantando y bailando... Nos aplaudían y hacían fotos, fue muy emocionante, pelos de punta, lágrimas saltadas, no hay palabras para describir la sensación. Nombraría mil cosas más pero esas son las más importantes. Dicen que el camino te cambia y realmente lo hace. Te hace aprender a apreciar las cosas que pasan desapercibidas día a día. Me llevo a Málaga una sensación de plenitud, felicidad, gratitud, todo a la vez. Me gustaría repetir y si es con el mismo grupo, mejor.