«Melilla y su Comunidad Cristiana»

Publicado: 14/08/2012: 5839

•   Declaraciones al Diario “El Telegrama de Melilla” (1977)

Felicitación y gratitud

Agradezco a Don Tomás Galbán, Director de «El Telegrama de Melilla», (diario tan conocido y querido por todos), el ofrecerme un espa­cio en su Diario con motivo del cincuentenario de su fundación.

Hoy, a la par que felicito a todo el personal que colabora y ha cola­borado en este Diario, agradezco lo que han hecho y espero seguirán haciendo para que la Iglesia en Melilla pueda tener un medio de ofrecer sus servicios pastorales y ser instrumento de comunicación entre los cris­tianos de la Ciudad.

Melilla como zona pastoral

La ciudad de Melilla es considerada como una de las cinco zonas de la Diócesis, en lo que a los servicios pastorales se refiere.

La franja del Mediterráneo que la separa del resto de Málaga no debe ser jamás obstáculo que la distancie de la Sede Episcopal, nudo en el que convergen y quedan potenciadas las doscientas sesenta parroquias que constituyen la Iglesia de Málaga.

La fidelidad a la comunión eclesial vivida ejemplarmente por parte de seglares, religiosas, religiosos y presbíteros de Melilla, se ha visto co­rrespondida por los Obispos malagueños a través del interés en servir pastoralmente a esta querida Ciudad.

Melilla y los Obispos malagueños

Desde aquella Visita Pastoral del querido Mons. Manuel González García, en 1918 (por no poder alargarnos al recordar épocas más remo­tas), pasando luego por Don Balbino Santos, el Cardenal Herrera Oria,Don Emilio Benavent, hasta hace pocos años, Don Ángel Suquía... sabe­mos de la preocupación pastoral de todos ellos a favor de los cristianos melillenses.

Esta preocupación se manifestó, entre otros aspectos, en el nom­bramiento de Vicarios para Melilla. Este cargo recayó siempre en presbí­teros de probado celo pastoral. Baste recordar a Mons. Sebastián Carrasco, al Iltmo. Sr. Dn. Antonio Segovia, a Dn. Salvador Guirado y al actual Vicario Episcopal, Dn. José María Sepúlveda.

Se pone, además, de manifiesto este interés por la ciudad en dos hechos concretos que garantizan la afirmación: la construcción del Barrio de Santa María Micaela debido, en parte, a la preocupación social del Cardenal Herrera, y la creación de la zona pastoral de Melilla, como Vicaría Episcopal Territorial, por parte de don Angel Suquía.

Los presbíteros en Melilla

Al interés pastoral de los Obispos y Vicarios, debemos añadir el trabajo fiel y eficaz, a la par que callado y abnegado por parte de los presbíteros que se han entregado apostólicamente a los cristianos de Melilla en sus distintas Parroquias.

La colaboración de los religiosos

El trabajo pastoral en esta Ciudad ha sido posible, a su vez, gracias a la valiosa colaboración de los Padres Franciscanos Capuchinos, los Pa­dres Paúles y los Hermanos de las Escuelas Cristianas. A través del testi­monio de su vida y palabra, ya sea en comunidades parroquiales, ya en movimientos apostólicos o en las escuelas, han cimentado la fe de los cristianos melillenses y han servido también a los no-cristianos que viven en la Ciudad.

Los Capellanes Castrenses

Debemos también referirnos a los Capellanes Castrenses. Su mi­sión es alimentar y sostener la fe de los españoles que, procedentes de las más distintas partes de la Península o nacidos en la misma ciudad de Melilla, en aras de su profesión-vocación o de la obligación de servir a la Patria, forman toda esa gran familia militar de Melilla.

Los Capellanes Castrenses no se han limitado a ejercer solamente su ministerio pastoral en su propio campo, sino que han colaborado en la pastoral parroquial y movimientos apostólicos de Melilla. Lo mismo cabe decir de los Capellanes de la Cárcel.

La presencia de las religiosas

No podemos olvidar el trabajo que especialmente entre los niños, jóvenes y enfermos, sean o no cristianos, han desarrollado las religiosas en esta Ciudad.

Aquí está el testimonio de las Hijas de la Caridad, las Esclavas de la Inmaculada Niña, las Religiosas de María Inmaculada y las Terciarias Franciscanas de los Sagrados Corazones. Su presencia servicial y efectiva las constituye en miembros vivos y operantes dentro del seno de la Co­munidad Cristiana de Melilla.

Los militantes cristianos

Quiero, sin embargo, remarcar de una manera especial la valiosa y ejemplar colaboración de los militantes seglares. Ellos despertaron desde la primera visita mi admiración. Les agradezco su entrega apostólica.

En las Parroquias, Escuela del Magisterio, Instituto o Colegios; a través de movimientos apostólicos; a través de Cáritas y otras Obras de servicio, colaboran apostólicamente y dan a la Comunidad Cristiana de Melilla una fisonomía de Iglesia viva. Es suficiente recordar el apostolado llevado a cabo de una manera especial por el Movimiento de Cursillos de Cristiandad, y el servicio ofrecido por Cáritas de Melilla a todos los que pasan necesidad, sobre todo a aquellos que, sin ser cristianos, viven en condiciones difíciles. El Centro del barrio María Cristina, donde reciben formación y asistencia un buen número de musulmanes, es testimonio de un servicio altruista.

Y tantos otros

No quiero pasar por alto a tantos cristianos “anónimos”. Son aque­llos que, aun sin pertenecer a ningún movimiento apostólico ni llevar a cabo ningún trabajo concreto en las Comunidades Parroquiales, viven ejemplarmente su fe cristiana, traducida en un amor constante en el seno del hogar o fuera de él. Ellos son la savia invisible pero vital para la Co­munidad de creyentes melillenses.

Misión de la Iglesia en Melilla

La misión de la Iglesia de Melilla, a mi parecer, debe ser doble: en primer lugar, dar testimonio personal y comunitario de su fe cristiana, vivida en todas las facetas de la vida, y celebrada en los Sacramentos; en segundo lugar, y partiendo de lo anterior, ser testigos del Cristo que salva de la miseria humana, social y moral, al mismo tiempo que perdona y estimula a la perfección integral. Todo ello sin afán proselitista, pero siem­pre con la necesaria proyección apostólica que dimana de la fe, esperanza y caridad cristiana. En este sentido es de admirar e imitar la comprensión manifestada por los cristianos melillenses para con los que tienen otras creencias.

Este es el mejor servicio que la Iglesia en Melilla puede ofrecer a la Comunidad Diocesana de Málaga, de la que es parte integrante y prefe­rencial. Y éste el mejor servicio a los hermanos hindúes, judíos,... que comparten la vida en esta hermosa ciudad de Melilla.

Por mi parte, y como me propuse desde que llegué a Málaga, me haré presente con frecuencia entre vosotros, queridos melillenses, no sólo para estimularos a vivir nuestra fe cristiana, sino también para ser ayu­dado en mi ministerio pastoral con vuestro ejemplo.

Melilla, 1 de Marzo de 1977. 

Autor: "El Telegrama de Melilla"

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