Carta a los religiosos sobre las Escuelas Rurales (1974)

Publicado: 10/08/2012: 2004

 Queridos Religiosos y Religiosas:

Estoy convencido que una de las gracias que el Espíritu Santo está concediendo a la Iglesia después del Concilio Vaticano II es la renovaciónde las Órdenes, Congregaciones Religiosas e Institutos Seculares. Vuestra renovación arranca de un sincero deseo de servir a los hombres en la Iglesia según las exigencias apostólicas de nuestros días, actualizando así el espíritu de quienes dieron origen a vuestras Comunidades.

Concretamente en nuestra Diócesis de Málaga estoy constatando, con gratitud, esta realidad. Quiero, sin embargo, pediros como Pastor de la Iglesia a la que pertenecéis que vuestra renovación y actualización ten­ga sus cimientos en una mayor fidelidad a vivir vuestra pobreza, obe­diencia, virginidad o celibato, en el marco de vuestras antiguas o nuevas Comunidades.

Movido por esta confianza os escribo para presentaros una realidad del mundo de los más necesitados que tiene nuestra Diócesis y a la que se viene dedicando con ejemplar entrega por parte de muchos cristianos, a través del Magisterio Rural, desde que nuestro gran Cardenal Herrera Oria lo intuyera –creo yo no sin divina inspiración- un servicio inestima­ble a la población dispersa y más necesitada.

Últimamente, y debido a circunstancias imprevistas, se han ido creando situaciones que salen del margen de la justicia respecto a los Maestros Rurales: sueldos bajos, futuro incierto… esto nos obliga a re-pensar el servicio que la Iglesia de Málaga debe continuar prestando a los más necesitados.

Preveyendo que el próximo año la Diócesis no podrá disponer de Maestros Rurales suficientes y esto nos obligaría a cerrar Escuelas Rurales cuyo servicio continúa siendo necesario, pido a cada una de vuestras Comunidades se plantee la posibilidad de ayudar personal o económica­mente a algunas de estas Escuelas Rurales. Tegamos en cuenta, también, que en dichos Centros no solamente se puede impartir una formación cultural a los niños, sino también evangelizar, catequizar y promocionar a los adultos de nuestros cortijos.

Mi carta quiere ser un SOS a aquellos cristianos que por su voca­ción específica están mejor dispuestos a comprender este problema. No dudo en encontrar una respuesta positiva. Estoy seguro que muchos de vuestros Fundadores hubieran orientado su entrega apostólica a este sec­tor de nuestra Diócesis, si les hubiera tocado vivir nuestro tiempo.

He querido escribiros con suficiente anticipación, a fin de que al planificar vuestros trabajos y distribución de personal para el próximo curso 1974-75, tengáis en cuenta esta mi petición.

Os encomiendo al Señor así como espero el apoyo de vuestras ora­ciones,

Málaga, 3 de Marzo de 1974. 

Autor: Mons. Ramón Buxarráis

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