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Lectio Divina con el evangelio del Domingo IV de Adviento

Confía y sirve · Autor: FANO
Publicado: 18/12/2015: 1889

Emilio López Navas, profesor de los Centros Teológicos de la Diócesis de Málaga y párroco de Arroyo de la Miel, ofrece esta Lectio Divina con el evangelio del Domingo IV de Adviento.

Dichosa tú que has creído

Lectura (Lectio)
En este último domingo de Adviento, la liturgia nos propone como figura y modelo a la Santísima Virgen. El evangelio de la visitación nos presenta a una María al servicio, sin pensar en ella misma, y al mismo tiempo, causa de alegría para quien se encuentra con ella, porque es la nueva Arca de la Alianza. Leamos el texto con detenimiento.

Meditación (Meditatio)
María salió a prisa para visitar y ponerse al servicio de su pariente Isabel. Olvidándose de sí, ella comprende que su misión es “ponerse en camino”, porque en el fondo, todos somos caminantes; cuánto más ella, que encierra en su interior al que se autodenominará Camino, Verdad y Vida. El saludo de Isabel, que resuena en nuestros labios cada vez que rezamos el Ave María, encierra no sólo el deseo de que María sea bendecida por el Señor, sino también el reconocimiento de la pariente de que en María se encierra, por así decirlo, la mayor bendición de la historia. Dios mismo, hecho un bebé en gestación, viene a alegrar el alma de Isabel, y con ella la del mundo. Al igual que David bailó delante del arca, Juan, aún en el vientre de su madre, reconoce la presencia del Altísimo, y salta de gozo. Todo esto, en un rincón cercano a Jerusalén (la tradición lo coloca en Ein- Karem, actualmente un barrio alejado del centro de la Ciudad Santa), pero a las afueras de la gran ciudad, como esperando el momento propicio para hacer su entrada triunfal. El encuentro se culmina con una bienaventuranza: «dichosa tú, que has creído». La fuente de la alegría se ha derramado sobre María, que ahora se dispondrá a recitar el Magnificat (la liturgia lo reserva para otro momento). Todo se cumplirá, todo será como Dios ha preparado… porque el Señor cumple sus promesas, aunque no sepamos bien cómo. 

Oración (Oratio)
En este evangelio, como ya hemos dicho, escuchamos y leemos una parte del Ave María. Esta sencilla oración puede servirte hoy para este tercer “escalón” de la Lectio. Repítela despacio, saboreando cada palabra. También puede valer cualquier otra oración dirigida a nuestra Madre del Cielo, para poder agradecerle aquel “sí” que cambió el mundo.

Contemplación (Contemplatio)
La escena de la Visitación es digna de una contemplación “per se”. “Cuélate” en aquella conversación, mira en tu interior la reacción sorprendida de María, y la alegría desbordante de la anciana Isabel. Mira a las dos mujeres y aprende de ellas a servir y llenarte de gozo al mismo tiempo.

Compromiso (Actio)
¿Qué tienes que hacer para ponerte en camino? María lo hizo y revolucionó el mundo. ¿Cómo puedes servir a los demás, olvidándote de ti mismo? Ponte un compromiso y trata de cumplirlo. El Señor está cerca.

Diócesis Málaga

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