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Lectio Divina con el evangelio del Domingo XXVII del Tiempo Ordinario

Jesús ayúdanos a unir a la familia y a acoger a los niños · Autor: FANO
Publicado: 02/10/2015: 10237

Emilio López Navas, profesor de los Centros Teológicos de la Diócesis de Málaga y párroco de Arroyo de la Miel, ofrece esta Lectio Divinas con el evangelio del Domingo XXVII del Tiempo Ordinario.

Lectura (Lectio)
Es fácil reconocer tres momentos en este pasaje evangélico. Y en cada uno de ellos, diversas actitudes ante Jesús. Los fariseos lo desafían, los discípulos se interesan, la gente lo venera y lo trata como alguien especial (quieren que toque a sus hijos). Estoy atento a estos detalles para comprender qué dice este texto. Anoto o subrayo las expresiones que me llaman la atención.

Meditación (Meditatio)
La pregunta por el divorcio encierra mucho más de lo que podría parecer a primera vista. Los fariseos pretenden que Jesús se posicione entre las diversas escuelas de interpretación de los textos sagrados que existían en aquel entonces. Pero el Maestro va a la raíz de todo, citando el libro del Génesis y recordando que lo importante está en cumplir la voluntad divina. El matrimonio es un bien querido por Dios desde el principio y la terquedad humana no debería romperlo. Quizá para superar esta terquedad y recuperar la sencillez primigenia, Jesús aprovecha la ocasión para poner a los niños como ejemplo. Se puede aprender mucho de la inocencia infantil, de su manera de sorprenderse y de agradecer las cosas más pequeñas… pero, sobre todo, hay que inspirarse en la manera en la que dependen totalmente de sus padres y ponen su completa confianza en ellos. Aceptar el reino como un niño es reconocer que todo nos viene del buen Padre Dios, que nos ama y bendice con ternura. Así de verdad comprenderemos lo que Él quiere, que no es otra cosa que nuestra felicidad personal y que hagamos felices a aquellos que nos rodean. La cuestión del divorcio ha servido para dar una lección mucho más profunda, aunque también queda clara la postura de Jesús ante esta realidad.

Oración (Oratio)
Partiendo de todo lo que has meditado, de todo lo que ha pasado por tu corazón en estos momentos, ¿qué tienes que decirle al Señor? Puedes pedir fuerza y valor para ti, pero también para los demás… matrimonios en dificultades, familias rotas… deja fluir desde dentro lo que necesitas en forma de oración.

Contemplación (Contemplatio)
«Acallo y modero mis deseos, como un niño en brazos de su madre» (Sal 130,2). Esa es la actitud de los pequeños, sentirse en brazos, acogidos, mecidos por un Dios padre-madre. Suspende todo juicio en tu interior, mira al Señor y, por un instante, siéntete en sus manos.

Compromiso (Actio)
Todo lo experimentado ahora no tendría sentido si no acaba transformándonos, interior y exteriormente. Trata de encontrar un compromiso realista y relacionado con lo que has orado… puede ser simplemente ampliar un poco el tiempo de la oración durante la semana… así sentirás de nuevo lo que es estar en manos de Dios; también puede ser rezar en familia, en pareja… para que lo que Dios ha unido (o va a unir) se fortalezca desde dentro.

Diócesis Málaga

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