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Lectio Divina con el evangelio del Domingo XXVI del Tiempo Ordinario

Arranca lo que te impida dar frutos de amor
Publicado: 25/09/2015: 9726

Emilio López Navas, profesor de los centros Teológicos de la Diócesis de Málaga y párroco de Arroyo de la Miel, ofrece esta Lectio Divina con el evangelio del Domingo XXVI del Tiempo Ordinario.

Lectura (Lectio)
El fragmento ante el que hoy nos situamos recoge una serie de enseñanzas de Jesús a primera vista inconexas. Leo atentamente, sin prisas y tratando de situarme en el contexto en el que se pronunciaron: el Señor es un maestro y quiere que sus discípulos comprendan su doctrina, usando incluso expresiones fuertes y llamativas para conseguir su objetivo.

Meditación (Meditatio)
Como dicen los padres de la Iglesia, Jesús mismo es el Reino, Él mismo es quien trae la Buena noticia de Dios, que quiere reinar. Por eso, si alguien está expulsando demonios en su nombre, está colaborando con la causa del Señor y no se le debe impedir que actúen en ese sentido. Actualmente también muchas personas hacen el bien al prójimo, incluso sin usar el nombre de Jesús, y hemos de reconocer que, indirectamente, están colaborando con el proyecto del Mesías. Desde esta óptica, se pueden entender también otras de las enseñanzas que contiene este pasaje: un vaso de agua, hasta esa nimiedad, estará presente en la mente de Dios si se entrega a aquellos que se desgastan en su nombre… Es curioso, por otra parte, que cuando Jesús señala las actitudes negativas no habla de castigo divino, sino que, en primer lugar pone una comparación (“más le valdría”) y en segundo lugar, propone acciones preventivas (“si tu mano te hace pecar, córtatela”). Ciertamente las últimas recomendaciones hay que saber interpretarlas: Jesús está poniendo en relevancia la importancia del Reino, y quiere que sus discípulos comprendan que entrar en él es el valor absoluto, al que hay que someter cualquier otra cosa ¿qué cosas de mi vida debo “cortar” para que Dios reine en ella?

Oración (Oratio)
Desde la sencillez y la dureza de estas enseñanzas, aprovecha un momento para pedir a Dios que te dé fuerzas en este camino de seguimiento. Y también agradécele formar parte de su comunidad, de la Iglesia, en la que todos encontramos ayuda para proseguir adelante.

Contemplación (Contemplatio)
Aunque a veces su lenguaje puede parecer duro, el Señor siempre nos mira con cariño y desea que nosotros, sus discípulos, avancemos por senda segura. En este momento de contemplación, pon tu mirada en la suya, trata de comprender el porqué de ese lenguaje áspero y quédate embelesado escuchando de nuevo sus palabras. 

Compromiso (Actio)
Trata ahora de concretar una acción que te ayude en tu vida cristiana. Este evangelio es muy directo,
seguro que el Señor te ha tocado el corazón, incluso puede que hayas sentido un leve “tirón de orejas”… aprovecha que estás en su presencia para ponerte un compromiso, eso sí, que sea real y que puedas revisarlo: no vale “voy a ser mejor”, sino acciones concretas que al pasar unos días puedas comprobar si las has cumplido o no.

Diócesis Málaga

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