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Lectio Divina para el evangelio del Domingo XVIII del Tiempo Ordinario

Maná. Biblia de Maciejowski
Publicado: 31/07/2015: 1791

Antonio Collado, Vicario para la Promoción de la Fe y párroco de San Miguel de Málaga, nos ofrece la Lectio Divina para el evangelio del Domingo XVII del Tiempo Ordinario.

Lectura (Lectio)
Después de realizar el signo de la multiplicación, Jesús explica su sentido a través de un largo discurso sobre el pan de vida que comenzamos a leer hoy y nos ocupará todavía tres domingos (Jn 6,22-59). Me acerco al texto con hambre de la Palabra de Dios que alimenta mi fe. 

Meditación (Meditatio)
Recordemos que para el evangelista Juan los signos que Jesús realiza son mucho más que hechos prodigiosos. Son flechas indicadoras que señalan hacia Jesús y quieren revelarnos su verdadera identidad. Como indicadores que son, los signos pueden ser mal interpretados. De hecho, al contemplar la multiplicación de los panes, algunos pretendieron proclamar rey a Jesús, equivocando de este modo el sentido de su mesianismo (Jn 6,15). Jesús sabe que la gente lo busca porque les ha dado de comer y han quedado hartos, pero no han sabido interpretar el verdadero sentido de lo que han visto. El largo discurso para explicar el signo, más bien parece un diálogo por las constantes preguntas y observaciones de los oyentes. Jesús pretende llevar a sus oyentes más allá del pan material e invitarles a buscar un alimento que da la vida eterna. La mención del pan recuerda a los judíos que el pueblo de Israel recibió el maná en el desierto por medio de Moisés. Provocativamente, Jesús afirma que fue Dios y no Moisés quien les dio el pan verdadero y que es él mismo, el enviado del Padre, quien sustituye a Moisés ofreciendo un pan que “viene del cielo y da la   al mundo”. Por otro lado, el maná también simboliza para los israelitas la ley que recibieron en el Sinaí, puesto que ella constituía su alimento cotidiano. Por eso cuando Jesús habla de alimento, la gente lo interpreta en este sentido y le pregunta sobre lo que deben hacer para actuar como Dios quiere (Jn 6,28). Pero el discurso alcanza su cenit en esta afirmación: “Yo soy el pan de la vida”, pero sus oyentes se resisten no sólo a creer, sino también a entender. Siguen pensando en el pan material o, a lo sumo, en el alimento de la ley de Moisés. No cabe duda de que esta gran revelación sobre Jesús solo se puede acoger “si se cree en aquel que Dios ha enviado”.

Oración (Oratio)
Como la gente que sigue a Jesús estoy invitado a entrar en diálogo con Él, a plantearle mis dudas. Ahora es el momento propio para intimar con el Maestro.

Contemplación (Contemplatio)
«El que viene a mí no volverá a tener hambre». Dejo que Dios llene tantos vacíos existenciales de mi vida que me provocan el hambre espiritual que siento.

Compromiso (Actio)
¿Hasta qué punto la Palabra de Dios es mi pan cotidiano?

Antonio Collado

Sacerdote diocesano

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