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Lectio Divina para el evangelio del Domingo XVI del Tiempo Ordinario

Publicado: 17/07/2015: 2168

Antonio Collado, Vicario para la Promoción de la Fe y párroco de San Miguel de Málaga, nos ofrece la Lectio Divina para el evangelio del Domingo XVI del Tiempo Ordinario.

Lectura (Lectio)
Jesús elige a sus discípulos para que estuvieran con Él y después enviarles a predicar. El permanecer con Él es muy importante, porque tienen que aprender de Jesús, hasta llegar a ser como Él. Sintiéndome discípulo-misionero me acerco al evangelio de este domingo.

Meditación (Meditatio)
La semana pasada leíamos el envío a predicar; y hoy, por primera y única vez, se les llama a los discípulos “apóstoles”, es decir, “enviados”. La vinculación que une a Jesús y a los discípulos es que comparten la misma tarea: el empeño de Jesús por el Reino es enseñar y realizar curaciones. Si el evangelio del domingo pasado y el episodio de lo sucedido a Juan Bautista mostraban la dureza y la peligrosidad de la misión, el pasaje de hoy insiste en otros dos aspectos que también tienen que ver
con la tarea a favor del Reino y ese proceso de aprendizaje: el descanso necesario para el enviado y la imposibilidad de escaparse de la gente. En cuanto al primer aspecto, Jesús después de interesarse por lo que han hecho sus colaboradores, en su primera misión evangelizadora, los invita a buscar la soledad y el reposo. No es nada raro en el evangelio de Marcos que Jesús, en su empeño casi sin descanso por anunciar el Reino, busque momentos de soledad y de silencio. La soledad como tiempo de silencio, descanso y oración para serenarse, recobrar fuerzas y conocer la voluntad de Dios es imprescindible en la vida de Jesús y de sus discípulos. Pero eso no significa que el apóstol sea una persona ociosa, pues la misión es urgente y su campo inabarcable. No hay tiempo que perder (Mc 1,38-39). Sobre el segundo aspecto, está claro que el buen evangelizador ha de ser una persona laboriosa, no puede escabullirse de la muchedumbre y debe dedicarse a ella. Por último se resalta la reacción final de Jesús “sintió compasión de ellos”. Él nos ha mostrado cómo debe ser el apóstol revelando un rasgo de su rostro: es buen pastor que ofrece su vida, sin reservarse nada ni excluir a nadie.

Oración (Oratio)
He descubierto la necesidad de identificación del discípulo con Jesús. Desde este pasaje ¿qué puedo hacer para parecerme al modelo que es Jesús? Es el trasunto de mi oración.

Contemplación (Contemplatio)
«Venid vosotros solos a un lugar solitario, para descansar un poco». El silencio y la soledad son vivencias fundamentales para discernir la voluntad de Dios. Me adentro en este espacio insondable buscando el encuentro con Dios.

Compromiso (Actio)
El final del evangelio muestra un rostro de Jesús lleno de compasión. Indirectamente lo retrata como un pastor movido por el amor. ¿Qué significa para mi vida de fe que Jesús tenga este rostro?

Antonio Collado

Sacerdote diocesano

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