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Lectio Divina con el evangelio de la Solemnidad de Pentecostés

Necesitamos menos bebidas espirituosas y más bebidas espirituales · Autor: Fano
Publicado: 22/05/2015: 4994

El vicario de la Promoción de la Fe y párroco de San Juan Bautista de Málaga, Antonio Collado, ofrece unas claves para rezar con el evangelio de este domingo.

Lectura (Lectio)
Pentecostés es la “Pascua granada”, la Pascua madura que produce su fruto más valioso: el envío del Espíritu Santo, que capacita a los discípulos para que puedan continuar la misión de Jesús. Sintiéndome conducido por él me acerco con una actitud orante al texto del evangelio de este domingo.

Meditación (Meditatio)
El evangelio de Juan no contiene un relato sobre la venida del Espíritu Santo semejante a aquel que hoy se lee como primera lectura (Hch 2,1-11). Pero eso no significa que ignore este acontecimiento, aunque lo sitúe temporalmente en un momento diferente. En efecto Juan no establece un plazo de tiempo entre la Pascua y la venida del Espíritu, ni tampoco sitúa está en el marco de fiesta de Pentecostés. Presenta las cosas como si todo hubiera sucedido el mismo día de la resurrección. Recuerdo que los evangelios tienen perspectivas teológicas diversas porque lo que tratan de narrar son “acontecimientos de fe”. Juan, por su parte, está sumamente interesando en mostrar la estrecha relación que existe entre la resurrección de Jesús y la efusión del Espíritu como aspectos complementarios de una misma realidad. La imagen utilizada por el evangelista es tremendamente gráfica. El Espíritu Santo no aparece aquí simbolizado por un viento impetuoso o por llamas de fuego como en Hechos, sino por el mismo aliento vital del Resucitado que “sopla” sobre sus discípulos. Esto nos recuerda el mismo gesto que Dios hizo al crear al ser humano (Gen 2,7). El Espíritu Santo hace de los discípulos personas “recreadas”, los libera de su vieja condición de “encerrados” y los prepara para asumir nuevos desafíos. Jesús envía a los suyos como él mismo ha sido enviado por el Padre, pero no los deja solos, sino que les entrega el Espíritu para que puedan llevar a cabo su misión. Un rasgo típico del cuarto evangelio consiste en introducir en este contexto el tema del perdón de los pecados con que la misión encomendada a los discípulos se presenta como tarea de reconciliación universal.

Oración (oratio)
El Espíritu Santo ha sido llamado muchas veces “El gran Desconocido”. En la oración rescato de la memoria las experiencias de su acción en mi vida y me dispongo de nuevo a dejarme seducir y conducir por él.

Contemplación (Contemplatio)
El Espíritu Santo es el aliento vital del Resucitado que actúa en mí y en todos los creyentes. Su acción se percibe como “mociones” que surgen en el interior de la persona y solo desde la contemplación silenciosa puedo descubrir como caminos a seguir. Me predispongo a descubrir y acoger esta presencia liberadora y regeneradora.

Compromiso (Actio)
«Recibid el Espíritu Santo. A quienes les perdonéis los pecados...». ¿Qué podría hacer para concretar en mi vida personal esa misión de reconciliación a la que soy enviado?

Antonio Collado

Sacerdote diocesano

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